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domingo, 13 de diciembre de 2015

9ª Jornada/IX año: Miércoles, 9 de diciembre de 2015

Mis queridos Reyes Magos...

Mis queridos Reyes Magos,

Ya se va aproximando la Navidad, y cada vez está más cerca el día 5 de enero, la noche mágica del año en que ustedes tienen a bien venir con su cargamento de ilusión y regalos. 

Este año no ha sido bueno para mí, pero yo he intentado portarme bien en casa con los míos, en el trabajo con los que me han tocado en suerte, y en la calle con los amigos que me eligieron un buen día, qué suerte tuve, para acompañar mi vida. 

Este año también, y por otra parte, he intentando combatir la pereza, la desidia y la tristeza. Me he obligado a hacer siempre los deberes, todos los deberes señores Magos ¿para qué voy a entrar en detalles? Y he visto poca tele, he escuchado mucha radio y he leído todo lo que he podido y aún más. 

Por todo eso y porque va a llegar la Navidad, les escribo esta carta para que ustedes me recompensen por tanto esfuerzo y dedicación durante el año, con los siguientes regalos que les paso a enumerar. 

1.       Majestades me gustaría que me trajeran un señor Criado. Uno con “C” mayúscula, un Juan Manuel Criado que sea de Colmenar de pura cepa y que escriba un poemario sobre autómatas, donde haya un romance que comience por “Les voy a contar un caso / que en estas tierras se dio…” Gracias a él, no solo las bitácoras se vuelven marineras, sino que la poesía adquiere tintes de ciencia ficción donde se habla de semillitas que lleva un dron, de “ton ton” e “iphon”.
2.       También estaría muy bien que me dejaran sobre mis zapatos a un señor Fenoy, al que cada vez, según sus propias palabras, le quedan más cortos, no solo los pantalones, sino también los objetivos. Un Paco Fenoy que sea de Almería y la Penibética. Porque con sus seguidillas nos regala versos donde son protagonistas “Colás el Pípolo” o “Demetrio Cascojales”, personajes del terruño que vuelven al verso rural e ilustre, descriptivo y juguetón.
3.       Cómo no hay dos, sin tres, me gustaría también pedirles a un compañero que se llame Ignacio Tamés. Uno que bajo el brazo nos traiga otra de sus aportaciones siempre interesantes e instructivas. En ésta ocasión me lo pido con un texto titulado “Diálogo de la Insignificancia” que oscila entre la prosa satírica y la poesía. Tiene que ser con ese texto para que Juan Manuel, León, él mismo y yo le podamos prestar nuestras voces para disfrutarlo en lo que vale junto al resto de nuestros compañeros.
4.       Tal y como ya les he comentado Majestades, me gustaría mucho que también me dejaran a un señor de Albacete. Pero cuidado, no uno cualquiera, sino a un señor de Albacete que responda al nombre de José León y que escriba tan bien que le de lo mismo hacer sonetos, que cuadernos de viaje por Al Andalus, que relatos con un mono llamado Tomás que le increpe un día de este modo: “Será posible –masculló el mono- que con esa miseria puedas llegar a fin de mes…”.
5.       Por supuesto queridos Magos, tráiganme a un Alberto Ramos. Un señor Ramos que escriba relatos redondos donde no quepan aristas que cobijen críticas, relatos que luego nos quiera leer enteros por muy largos que sean, cómo con el que nos hipnotizó el último miércoles. Relatos leídos con esa voz suya clara y profunda de autor y protagonista de obras de teatro. Cuánto gana la prosa con los relatos de Alberto Ramos. Cuánto se puede hablar de creación de relatos con Alberto.
6.       Me gustaría que también me trajeran sus Majestades a un Juan Antonio Arroyo. Un poeta madrileño forastero en Colmenar, que nos regala una poesía siempre con aires sociales. Esta vez vendría con un poema sobre la violencia de género, escrito en segunda persona del singular “Te quiere”, lo que le hace mejor, sin duda.
7.       Y si ya me han traído los Reyes unos poquitos poetas y otros tantos narradores yo querría que me dejaran con ellos a una artista. Una artista llamado Leonor Varela con una serie fotográfica hecha con maniquíes. Entre las fotografías de dicha serie sobresaldría “La maja castratta” con cara virginal y pubis “acerrojado”. Gracias a ella recordaríamos a Farinelli y a todos aquellos niños castrados de voces prodigiosas y tristes existencias.
8.       Mis queridos Magos y además de esos poetas y narradores y artistas, por favor no dejen de traerme reseñas de otros autores que no conozca. Como por ejemplo los poemas de Antonio Ferres (“París y otras ciudades encontradas”) que tanto me van a gustar desde los más bucólicos (“El hombre verdadero” y “Poema a Judit”) hasta los más sociales como aquel titulado “Los campos de exterminio” que dolía, pasando por el de “La casa”, tan concreto y tan universal. Pero por favor que a este autor me lo traiga Alma Pagés. No dejen de traerme sus Majestades a Alma, poeta en catalán y relatista de textos elegantes y cuidados, que además de vez en cuando nos trae a otros autores para hacernos más sabios.
9.        Y no quiero olvidarme de pedirles a una Ana Gonz, de apellido alemán y voz gallega que nos trae microrrelatos escritos de vagón en vagón por el subsuelo de Madrid. Ana trae risas casi siempre, y algunas, solo algunas, relatitos tristes sobre enfermedades de nombre impronunciable de colores naranjas y verdes.
10.   Y ya, ya acabo pero no puedo despedirme sin pedir un David Lerma. No me puede faltar mi David tan leído que a falta de una narración, porque son tan largas y bien escritas que necesitan su tiempo de reposo, nos trae siempre instructivos comentarios sobre libros. Quiero pedirme un David Lerma que me hable de Los cachorros de Vargas Llosa. Pero también de Zarraluqui y de Hernán Rivera Letelier de quien estará leyendo “El arte de la resurrección”.
11.   Y por último porque una lista acabada en 10 sería muy vulgar para una carta mágica, me gustaría que por favor sus Majestades me trajeran una María Jesus que se prodiga poco pero cuando llega deja huella con sus microrrelatos. Historias tan cortas y certeras como la que te pido que le dejéis llevar, la titulada “Prisión”, que tanto nos gustó con sus paseos al sol, sus rejas y esos pasos que se alejan.
Mis queridos Reyes Magos cada una de mis once peticiones es tan importante como las demás. Les pido por favor que no dejen de traerme a ninguno de sus protagonistas. A mí me gustaría con todos ellos hacer un encuentro literario en los bajos de la Gran Cafetería Santander. Grande, sobre todo, porque nos presta un rincón muy acogedor cada miércoles al abrigo de las voces y el frío para disfrutar de la literatura.
A la vuelta de la esquina hay un nuevo año y tienen que estar para una de esas tertulias nuestras con mucho de taller de creación literaria, algunas recomendaciones de libros y para hacer honor a su nombre varios ratitos de conversación en torno a los más variopintos temas que para todo tiene que haber lugar y espacio en nuestros encuentros. Una tertulia con espacio para la poesía de todo tipo: más de corte clásico, o más de romance y seguidilla, pasando por la social o la comprometida. Una tertulia con todo tipo de narraciones, cuentos más largos y microrrelatos, prosa poética o hasta cartas de amor, de esas Majestades, ya me ocuparía yo. Una tertulia en cuyos textos se utilizara tan pronto la primera persona como la tercera y hasta la segunda. Una tertulia donde tan pronto se cante, como se recite a viva voz en coro, como se prueben unos dulces traídos del más allá o se debata de cuestiones del más acá. Una tertulia como la del último miércoles, el 9 de diciembre del 2015, que fue plácida y plena en literatura y compañía.
Majestades, no me falléis, que por mi parte yo prometo seguir portándome bien en casa con los míos, en el trabajo con los que me han tocado en suerte y en la calle con los amigos que me eligieron un buen día. Prometo seguir combatiendo la pereza, la desidia y la tristeza. Prometo seguir haciendo los deberes y ver poca tele, escuchar mucha radio y leer aún más, mucho más de lo que cabría esperar de las mil y una tertulias que aún nos faltan por disfrutar.
Hasta la noche del cinco de enero, se despide ésta oriunda de Rascamán que aún cree en ustedes.

Rocío Diaz Gómez
12 de diciembre de 2015

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