BITÁCORA DE LA TERTULIA “INAUGURAL” DEL 12 de SEPTIEMBRE DE 2012
(6º año de la Tertulia Literaria "Rascamán")
Nada más entrar la autora de estas líneas al antro donde se celebra esta Tertulia que inaugura algo misterioso, halla sentados en torno a la mesa oblonga a Javier, Aureliano, Mª Antonia, Rocío, Paloma Hidalgo, y María Juristo, a quienes pronto se suman Federico y Celia.
Se nota cierta electricidad estática en el ambiente. Escombros de luz, labios de sirenas, cosas raras, en una palabra. Es evidente que no pensamos quedarnos aquí sentados toda la tarde, entre cuatro paredes, haciendo sugerencias, resumiendo argumentos o guardando un minuto de réquiem por certámenes que han dejado de existir por asfixia de presupuestos. Piratas septuagenarios dejan caer lágrimas cristalizadas y no importa que sufran achaques de memoria, cuenta Paloma Hidalgo. No vamos a quedarnos sentados mientras por ahí ronda un electricista en paro convertido en asesino en potencia, que puede atracarnos armado con cuchillo o destornillador... Por más claro que veamos la dificultad de plantear un acertijo al principio, para resolverlo al final en nueve líneas, pocos abren la boca. Confiesa María Antonia haberse traído una hoja de prueba de impresora en lugar del poema, pero nos compensa invitándonos a unas brasas que crepitan bajo un pretil, en un lugar llamado La Tentación, a medio camino de la taberna “La Roca y la Losa”, regentada por ella misma.
Inexplicablemente, Javier exclama: “!Me llamo Alberto y me gustan tus poemas, sobre todo los que no has escrito aún!”, ante los quince o catorce pares de ojos que se han vuelto a encararlo. Aclara que se le siguen ocurriendo frases infalibles que va robando a cualquier desprevenido. Amnesias también sacuden a María Juristo, que consigue saber el nombre de otro, lastimada en la luz de la palabra, y olvida el suyo. La luz vuelve a cernerse desde un árbol que era un sigilo, intensificando la metáfora. Y se hace fogonazo de flash en la fotografía que a traición le hacen unos padres a un niño que, desde el más allá del color sepia donde yace inmovilizado, nos cuenta sus miedos de infancia. “Porque no hay palabras para decir lo que siento” – corrobora Fede, que se sumerge en nubes y granito para escribirle una carta a Ulises.
Es muy posible, sin embargo, que el orden de lo ocurrido no fuera el de arriba y que antes o después se planteara el éxodo, salir del antro de una vez y aprovechar que éramos pocos y selectos. En fin, que varios, llevados por el entusiasmo, decidieron seguir a Paloma Hidalgo, Rocío, el Aure y Celia a unas cuevas de arte rupestre de Lascaux, en la Dordoña francesa y otros se quedaron a escuchar a Armando (López Salinas, autor de “La Mina”, en los tiempos alegres de la dictadura. Armando resultó ser un anarquista que se convertió al comunismo, y enfurecido por la cárcel se había traído dinamita y mecha para armar una buena. Insistió tanto, que acabamos todos cubiertos por el polvo de la explosión, espantosa, que aturdió al local, de donde un camarero se decidió a echarnos. Ya en la calle, la humilde autora de estas líneas les ofreció unos “Viajes” para consolarlos, y muchos enseguida se pusieron a hablar de viajes reales e imaginarios y de programas de TV donde un cocinero obeso prepara delicias con órganos de animales. Llegan Carmen y Alberto, la primera de la Costa de la Muerte y el segundo de Valencia y Ávila,
--Y no me sirvió de nada-- se quejaba él.
--Cuánto mal han hecho las palabras, señaló a su vez Rocío, que ha elegido “Número Cuatro” como nombre del cuarto hijo y hermano menor de Esdrújula, Llana y Aguda. Se le desea una feliz ceremonia de bautizo en Tailandia.
Paloma Sánchez había llegado poco antes de que Aureliano castigase a un amante que se dejó pescar con el anzuelo de unos besos y leyera una versión corregida de Aladino. Las palomas quieren volar y se las suelta; nos vamos juntos a degustar reses colgadas, abiertas, de donde mana la sangre que atrae a las moscas. A algunos les da náuseas el surrealismo, dicen adiós, "adiós sirenas", se leen los labios que cantan a Ulises, que acaba de recibir una carta, y es que las palomas mensajeras son de lo más veloces en los tiempos que vivimos. Realmente nos sentimos mejor, ahora a todos nos han crecido alas, aunque no seamos ángeles, y entramos y salimos raudos de todos los sitios. Qué caray. ¿Dónde están los ausentes en este mapa? A estas alturas del bailongo, van quedando menos contertulios, que abandonan extenuados. Los más resistentes se quedan a escuchar los gritos de las ratas y la voz de la dinamita al hacer estallar la cueva del arte rupestre. Otros se largan a Nueva York, donde Alberto los invita a un “Programa de lavado corto” en una lavandería o un túnel de lavado de coches. Y otros aún, capitaneados por alguna intrépida mujer, se van de cacería de tigres con un rey antiguo. Así es imposible realizar una tertulia digna de ese nombre o políticamente correcta, pero a cambio no hay imposición de rumbos: tú puedes elegir si por aquí o por allá, salir corriendo por piernas, tras provocar a ratas, serpientes y reses cuarteadas o recalar en algún hospital tranquilo donde algunos sobrevivimos a varias coagulaciones y estados alucinados gracias a Celia, que se abanica sin cesar.
El caso es que la autora de estas líneas ya pensaba en hacer mutis, cuando apareció una figura de mujer, vestida de negro y elegancia, que nos pregunta si queremos participar en un sorteo, y enseguida se saca de la manga el libreto de una obra de teatro de María Jesús Briones. En “Nada Max, Nada”, Ben y Max, tal vez amo y criado, dialogan en el más allá, en un paraje desértico que trae ecos de Ionesco, Valle Inclán, y Samuel Becket.
La autora de estas líneas y los demás participantes aplaudimos a rabiar, para acto seguido volver cada uno a nuestras obsesiones de la vida corriente...
O no...Vaya usted a saber.
Amparo Perez Arrospide
Madrid, 12/09/2012
2 comentarios:
Hola nunca he estado en una tertulia literaria, ¿podria participar en alguna?, ¿os reunis todos los miercoles?
Hola, soy Javier Díaz, moderador de la Tertulia. Escríbeme a mi correo:
J_diazgil@yahoo.es
Y me cuentas quién eres para ponernos en contacto.
Gracias.
Saludos
Javier
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