“Ava Gardner reincarnated as a magnolia”
A veces uno no sabe si debe contar entre los contertulios a los autores que se nombran. Porque me da la impresión de que cada vez que nombramos a uno de ellos toma su silla y se acerca a la mesa del Ruiz con nosotros para hablarnos de su obra.
Pero es que eso sucedió el miércoles 30 de mayo de 2012.
Porque en la Tertulia del Ruiz tomaron asiento John Steinbeck junto a Robert Louis Stevenson, fueron los primeros. John de la mano de León para hablarnos de su libro “Los hechos del rey Arturo” y Robert Louis de mi mano para recordarnos la maravilla de su “Isla del Tesoro”.
Y allí estábamos los cuatro cuando se fueron acercando a la Tertulia Mercedes Rodríguez de la Torre junto a María Antonia Copado, Juan Antonio, Amparo -nuestra insigne traductora-, el joven Andrés París y Alberto Torres, Paloma Sánchez, Ana González, María Jesús y Carmenfron.
Y la conversación inicial en la que participaban Steinbeck y Stevenson giró en torno a locos y visionarios y planteaban que en qué época hubiéramos querido vivir. “En el siglo XVIII, el siglo de las luces”, dijo León sin dudarlo.
León-Steinbeck regalan su libro y la más rápida en pedirlo es Mercedes. León-Steinbeck le arrancan la promesa de que debe dejar la lectura que tenga ahora entre manos para empezar sin demora el libro. “Esta noche mismo”, afirma ella.
Mercedes nos anuncia que el miércoles 6 de junio de 2012 hará una lectura dramatizada de una obra de teatro de la que es autora: “Un día cualquiera”. En esa lectura interviene también nuestro compañero poeta José María Herranz.
Mª Antonia anuncia que ella no podrá ir pues estará de viaje por tierras gallegas.
Comenzamos a leer y es León quien inicia los turnos con dos poemas. “Corpus Sapiens”, un acertado soneto que irá para la próxima edición de Poesario. Y otro magnífico “Toulouse-Lautrec intuye su próxima muerte”.
Del fondo del pasillo surgió la figura, que acerca su silla a nuestra mesa, del poeta José Agustín Goytisolo. El gran poeta de la generación del 50 nos recuerda su idea de que él prefiere que recuerden sus poemas aunque no recuerden quién los escribió. El poema sobrevive al poeta.
Le contesta León a Goytisolo con una frase-adivinanza quizá: “Lo importante del cometa es su brillo y no su estela”.
Mercedes nos lee de su libro recientemente publicado un poema lleno de emoción: “Recuerdo postrero”. Mercedes es poeta pero sobre todo rapsoda. Aparece en su poema el término “calcinado” y hablamos del buen uso de la palabra. Referida a la combustión de seres vivos. Aparecen en la conversación términos mal utilizados como “álgido” que significa el punto de menor temperatura en un proceso físico y sin embargo se utiliza en sentido opuesto. O “explotar” como mal sinónimo de estallar.
Y planteo yo qué diferencia hay entre asombrar y sorprender. Miro a Steinbeck y a Stevenson que miran a su vez a Goytisolo y asienten. Saben la respuesta pero con un gesto les pido que guarden silencio.
Asombrar viene de sombra, tiene un componente de miedo, de susto.
Juan Antonio dice que desde el punto de vista de la Psicología llevamos una sombra dentro.
A raíz de este asombro y de su miedo, Mª Antonia nos cuenta una experiencia que tuvo que definimos como un viaje astral por lo que cuenta.
Sintió miedo de no poder regresar a su cuerpo.
Lee Mª Antonia su poema y aparecen símbolos como la roca –que para ella representa al amante- y Dédalo. Hablamos de Mitología. Le contamos a Andrés quiénes eran Dédalo, Ícaro, el Minotauro, Ariadna… entre León y Amparo desentrañan el misterio.
Decidimos que el próximo día vamos a iniciar una nueva sección en la Tertulia. Uno de los rascamanes se encargará de contarnos a los demás un episodio mitológico. León se ofrece voluntario para el próximo miércoles.
Lee Juan Antonio una nueva versión de su poema “El viento del Sahel” que leyó en la anterior tertulia. Ha cambiado algunas expresiones. Mejor, mucho mejor ahora.
Llega un SMS. Lo recibe Alberto: Amelia ha tenido una nieta. Acaba de nacer. ¡Enhorabuena Amelia!
Alberto defiende una máxima: “hay que evitar la unión de adjetivos seguidos si no aportan nueva significación al adjetivo primero”.
Antes un SMS y ahora una llamada a mi móvil. Es Sagrario, que se acuerda mucho de nosotros pero que anda malita y no puede venir a la Tertulia como ella quisiera. Ponte buena en seguida, te necesitamos.
Turno de lectura de nuestra traductora. Y, mientras saca de su carpeta el folio que va a leer, entran por la puerta del brazo nada menos que Ava Gardner y la escritora canadiense Margaret Atwood. Ava Gardner nos mira con sus ojos felinos y tristes.
Amparo ha traducido el poema de Atwood (y Margaret Atwood está muy feliz por ello) titulado “Ava Gardner reincarnated as a magnolia”.
Las dos, Ava y Margaret, al igual que todos nosotros (y John y Robert Louis y Goytisolo) escuchan con los ojos muy abiertos y emocionados la lectura. Primero, una parte del texto original en inglés. Después, la versión en castellano de Amparo.
Impresionante traducción. Ava –le brillan los ojos- arranca a aplaudir y todos la seguimos.
Después de esta lectura, es el turno de Andrés París, su poema contra la guerra con versos como “la instantánea costumbre del reloj de cuco”. Gran poema. Andrés tiene mucho que decir en Poesía, y lo veremos.
Alberto Torrres, nuestro novelista cumple su promesa. Ha traído su primera novela publicada para leernos parte de un capítulo. “Morir a la hora del té” está escrita en 1997. Un año y medio de escritura intenso, nos dice.
El capítulo que nos lee transcurre en 1872, durante el reinado de Amadeo de Saboya y se titula “Atardecer en Villa Victoria”. Nos ha encantado. Le pedimos una copia de su novela. La distribuiremos entre los compañeros de la Tertulia y la leeremos con sumo interés.
En silencio, apenas nos dimos cuenta hasta que ocupó su sitio junto a Goytisolo, llega el poeta Claudio Rodríguez. Viene a escuchar a Paloma Sánchez decir de memoria un poema suyo, del libro “Don de la ebriedad”: Siempre la claridad viene del cielo…
Y lee Paloma el texto en el que trabaja, sus Cantos.
Esta vez, sin saber que está emulando a Ava Gardner, es Claudio quien arranca el aplauso, se le une Ava y después todos nosotros. Ambos me miran, cómplices.
Esta tarde han sido dos los aplausos: para Amparo y para Paloma.
Casi estamos cerrando Tertulia.
María Jesús ha traído una obrita de teatro, con dos personajes, uno masculino y otro femenino. Juan y Lola y los interpretan Alberto y Paloma. Las Torres Gemelas caen como fondo del drama.
Carmenfron nos lee un relato “Eboly”, una historia violenta con final trágico en el que triunfa desgraciadamente la xenofobia. Es parte de una trilogía, nos aclara Carmenfron.
Ana González nos invita a lo que hemos consumido. Hace poco fue su cumpleaños.
Recogemos nuestros papeles, nos despedimos. Steinbeck, Stevenson, Goytisolo y Claudio, Ava y Atwood y también un tímido Toulouse Lautrec que ha permanecido de pie, escondido, en silencio tras la columna salen mientras nos prometen volver.
Antes de irse, Robert Louis Stevenson me pregunta por Rocío. “Ella sabe por qué”, me dice, “compartimos algunas cosas…”
La Tertulia de hoy se cierra. Pero ya estamos pensando en el regreso el próximo miércoles.
Y Goytisolo me repite desde la puerta: “Que recuerden nuestros poemas, nuestros relatos, no importa que olviden nuestros nombres”.
12 de junio de 2012
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