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domingo, 2 de agosto de 2009

40ª Jornada/II Año: Miércoles, 22 de julio de 2009

Amy Winehouse fue monja...


Ayer por la tarde nos reunimos como cada miércoles en el Galdós. Por encima del calor, de la política, del ruido y de la pereza propia de la estación, está la tertulia. El grupo inicial formado por Javier, Aure, Vicente y la que escribe, Celia, fue enriqueciéndose con otros amigos: Sagrario, Feli, Laura, Dani, Carmen Fron. Todos por orden de aparición.

Comenzamos charlando sobre la paternidad y de nuevo surge la cita borgiana: “"La paternidad y los espejos son abominables porque multiplican el número de los hombres". Su rotundidad agrada a algunos, aunque, por suerte, existen divergencias. La visión profundamente pesimista de nuestra especie nos impide, a menudo, ver el bosque, pienso. Concluimos con la idea de que el deseo de tener hijos, como el de unirte a otra persona, al final, es emocional, no racional. Aure, rápidamente se lanza y lee un poema de título discutible y discutido: “Adicto al sufrimiento”. El poeta, que muy bien podría encontrar mecenazgo en Marcilla, proclama las virtudes del cafelito matinal. Sus efectos superan a cualquier otra sustancia probada, prohibida o no, incluidos los poemas de Kavafis. Aure tiene prisa, ha de descansar esa noche en Sacedón, es una necesidad improrrogable.

Es mi turno leo tres poemas que tras una sesión de corte y confección son legibles. Uno de ellos, titulado “Cena fría” termina así:

[…]

No valdrá recalentar

para la noche

los besos de

anteayer

como cena fría.

Es el turno de Javier .Nos lee una serie de poemas pertenecientes a “El ángel prometido”. Se percibe que siente una mayor inclinación hacia los fantasmas que hacia los ángeles, pues éstos suelen aparecer con malos presagios y su aspecto es engañoso.

Reproduzco dos de esos poemas:

Quédate

-me dijiste-

sé que el

Ángel no volverá.

-.-

Nada

teme

el que nada

espera.

Sagrario hojea el libro “Naranjas robadas” de Ana Martín Puigpelat. Le gusta el poemario.

Vicente lee su relato, irónico y trágico, ambientado en una urbanización del norte de la gran urbe. El eje de la historia es una carrera a gatas entre los bebés sonrosados y rubios del vecindario. Ha escrito dos finales. En uno de ellos, el bebé que no responde al canon de belleza impuesto en esa área, muere ahogado. En el otro, al menos, cabe la esperanza. Le pedimos que no lo mate, que merece una oportunidad a pesar de su tara. Vaya, que le hemos cogido cariño al bebé feúcho.

Y lee Dani, que se dice poeta aunque también practica el relato. El poema que lee se titula “Quítate eso”, comienza con la siguiente estrofa:

“Quítate eso

me insulta la mentira de un vestido

arráncalo y cuéntame tu cuerpo”

[…]

El poema juega con el desnudo físico y el desnudo mental: el miedo. Javier le sugiere algún cambio. Frente a nuestra mesa duplicada una pareja fuma mirándose a los ojos, como partícipes del poema de Dani. ¿Lo habrán escuchado? Luego Dani lee un relato: “Olor a pan” sobre una pareja desvencijada a la que se le suponía el amor como a los soldados. Finalmente, se produce un incendio y su amor resurge de las cenizas. Es muy poético. Nos gusta.

Carmen Fron lee un relato breve dedicado a la mantis religiosa. Habitaba en un país de esos en los que se aplica la ley coránica. Fue adúltera y por ello, lapidada. Gracias a un milagro sobrevivió y aprendida la lección, decidió eliminar el riesgo de un nuevo castigo cada vez que copula devorando al macho. La inspiración le alcanzó durante su viaje a Badajoz. Adivino en él, como en muchos de los trabajos que nos trae, su defensa de la feminidad. ¿Escribiría igual si fuera un hombre?, me pregunto.

Dani, espontáneo se une a los microrrelatos y nos lee dos más.

Sagrario lee una preciosa cita de Luis Rosales. Vicente levanta una ceja. Sagrario exclama “La belleza está por encima de la política” y el asunto queda zanjado.

Javier propone componer un cadáver exquisito. A través de esos poemas improvisados, algunos a pesar de algún sabotaje más o menos inconsciente, no deja de filtrarse la luz y el humor:


Amy Winehouse fue monja

de un arbusto ilustre

lavabos de Malasaña

lavabos que aún la recuerdan

en la puertas de sus garitos

se grita su nombre

Amy Winehouse fue monja.


El que comencé, me gusta, lástima que sólo un verso fuera mío…


Por encima de la política

y de los sueños y el mar

nacen ballenas

indigentes

que llegan a la orilla

buscando un sueño nuevo

les engaña un sónar

como a mi, tu voz.


El experimento nos ha divertido tanto, que Javier propone componer otro. Ahora en el otro sentido de la mesa.

Nos despedimos con la promesa de vernos el miércoles próximo, final de fiesta, con una visita importante del poeta brasileño Fabio Aristimunho a la tertulia. Haremos todo lo posible por encima del calor, de la política, del ruido y de la pereza propia del verano.


Celia Cañadas

28 de julio de 2009

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