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sábado, 1 de marzo de 2008

19ª Jornada: Miércoles, 20 de febrero de 2008

Piruetas de humo y lluvia...

“Si a las seis y media no ha venido nadie, termino el café y me voy...” a veces me pongo así de chulita conmigo misma y de paso con toda la humanidad. Afortunadamente la humanidad está a sus cosas y ni me oyen. Porque estaba entretenida con la conversación que tenían los vecinos del Pilates, vecinos de portal, y de mesa muchas veces en el Café Galdós. Pero aún así me lo dije, porque el tiempo se desliza muy despacio en las esperas, casi repta como una sibilina serpiente a punto de picarte... Y claro, me pica. Sin embargo no acababa de pensarlo cuando llegó Laura Nuño, a salvarme de la soledad y mi lado más amargo. Y entonces comenzó la tertulia de ayer. Y entonces volvió lady Noise a ver qué quería Laura. Y no pasó mucho tiempo cuando llegó David. A Laura le había retrasado el metro y a David su hijito, ¡ay la paternidad...!, pero por fin estaban allí. Y la tertulia se deshizo en conversaciones sobre las universidades y las carreras, el paso del tiempo y los agobios.

Carmen Fron llegó algo después, y se unió a nuestra tertulia de licenciaturas. Y no pasó demasiado tiempo cuando también Ana llegó. Ya estábamos todos los que íbamos a ser.

Carmen había escrito un microrrelato titulado “Medicamentos Psiquiátricos”, que comenzaba así: “Antonio Martínez se jactaba de coleccionar listados de medicamentos psiquiátricos que se bajaba mediante el Emule de Internet...”. Es verdad que en pocas líneas se puede escribir una historia. A Vicente le hubiera gustado la clase de ayer, los relatos eran cortos, muy cortos. Nada de sagas, Vicente. Y fue en algún momento cuando lady Noise nos preguntó si queríamos más luz, y fue también en otro momento cuando nos llamó Javier, desde Cai, jo, qué envidia... y nos sentimos, entre los unos y los otros, más arropados.

A punto estábamos de escuchar la aportación escrita de Laura a la tertulia de ayer, Laura que ha vuelto con sus poemas bajo el brazo. No tenía título pero terminaba de forma muy sugerente:

...

Mientras la soledad,

se convertía en la última palabra

(de siete letras)

posible en su crucigrama.


Es lo bueno de contar la bitácora, que uno escribe los versos que le han gustado más... Lo confieso. Después de comentar y probar a cambiar cosillas del poema de Laura. Después de decir: “...bueno, mejor se lo dejamos a Javier...”, leímos el poema del ausente Javier que sin embargo nos mandó su colaboración a la causa, su húmeda colaboración, si no lean ustedes:

Llueve.

Bajo los paraguas

las prostitutas ofrecen su piel iluminada

a los faros de los automóviles.

...


A David le gustaba el principio, el juego de que es la piel quién ilumina los faros y no al revés... Carmen comentó si Javier se habría inspirado en el polígono que hay entre Villaverde y Getafe... A Ana no le gustaba el verso: “Paraguas bajo la lluvia” Quizás sea un lugar común...


Después me tocó turno. Traía un relato corto titulado “La fiesta” y comenzaba así: “Siempre pido una tercera opinión. Pero por una vez y en este caso, no había opiniones que pedir. Organizaría la fiesta”.


Y dice David, que el cuerpo le pide escribir un relato. Le digo que le pasa como a los amputados, que les duele el miembro fantasma... Pues no te reprimas, le digo. Pero dice que como es hombre, no puede hacer dos tareas a la vez, que si hace poesía, tiene que hacer solo poesía, no puede desdoblarse...


No sé muy bien porqué nos detuvimos en el último libro que se está leyendo David: “Cadáver de ciudad”, relacionado con la semana negra de Gijón. Y saltamos de una cosa a otra y de ésta a otra y la tertulia nos lleva entonces al cine, y repasamos las últimas películas que hemos visto: “4 meses, tres semanas, dos días”, “Este no es país para viejos” “El amor en los tiempos de cólera..."

Porque lady Noise dice que nuestra tertulia es de filosofía, pero es mucho más que eso, es de Literatura, de Filosofía, de cinematografía, de la vida... Es maja lady Noise, o Liber, Libertad, que además tiene un nombre bonito.


Y como teníamos tiempo, cerramos las lecturas con otro relato de Carmen, éste ya más largo, los deberes del miércoles anterior titulado: Piruetas de humo. Y comenzaba así: “Las piruetas de humo recorren la habitación de Marisa todas las noches, como coronas invisibles de ángeles que alborotan el espacio, ya casi, vacío de oxígeno”. Comentamos durante algún rato el relato, y nos obligamos a pedir la cuenta.


Pienso lo rápido que se pasa el tiempo cuando ya vienen los compañeros de tertulia. Lo rápido que se ha pasado la tarde desde que llegó Laura, pues ya son las ocho y media cuando estoy de nuevo cogiendo el autobús. Y me alegro, me alegro de que a la seis y media ya tuviera compañía, de que no me fuera después de tomarme mi café. Lo pienso, porque cuánto de bueno me habría perdido...

Rocío Díaz Gómez
21 de febrero 2008

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