El árido veroño y la bitacorera desaparecida |
- Primera parte: "El árido veroño se encamina hacia el invierno"
Tengo como asistentes a: María Juristo, Alma Pagès, Inma Calleja, Rocío Díaz, Carlos Tejado, Paco Fenoy, Javier Díaz Gil, Juan Antonio Arroyo, Ignacio Ferreras, Mariana , José León, Cinta , David Lerma , Ana González, Celia Cañadas y Aureliano Cañadas.
En Madrid, el árido veroño se encamina, envuelto en polución, hacia el invierno, tal vez a la espera de que el frío calme la locura humana y su efecto devastador. Otra forma de ayudar a tan digna causa es la fórmula Rascamán: reunirse con gente buena y disfrutar de la literatura. En la sesión de hoy contamos con un nuevo miembro. Irene Calleja. Javier le da la bienvenida y le pide que se presente. Irene es una joven que, nos confiesa, escribe desde pequeña, cuando hacerlo no le era difícil, pero ahora escribe fragmentos que no quiere catalogar. Licenciada en Traducción e Interpretación, ha trabajado durante unos años en Ankara y de vuelta a España asistió a un curso de escritura creativa en Fuentetaja.
Entrando ya en materia, María Juristo lee un poema amoroso, breve pero muy intenso, como suele ser su poesía. Carlos Tejado destaca el hallazgo de "me lloro" que ahonda la expresividad del verso. A continuación, Alma Pagès alude al programa de radio en el que participó junto con Javier Díaz.
Paco Fenoy introduce un motivo de discusión: en opinión del hermano del poeta, "Poeta en Nueva York" es un libro poco trabajado, fruto de la exaltación y del choque cultural con esta ciudad, frente a la tradición y depuración de "Romancero Gitano". Todos coincidimos en que la poesía de García Lorca nunca es improvisada ni gratuita, el poeta es muy consciente de su proceso creativo.
A continuación, Alma da lectura a los dos poemas inspirados en "Ciudad sin sueño" de Lorca. El primero (Me adentro en la ciudad insomne) describe una noche en la gran ciudad y el segundo (Es lento el descenso hacia la noche) refleja una noche interior, bien acogidos por los asistentes. Es ahora el turno de Irene Calleja, que se estrena en la tertulia con un relato breve , "El entendido", y un poema sin título, con imágenes de gran fuerza. Se le sugieren algunos cambios. Llega el momento de Rocío y de sus brillantes relatos. Este se titula "La cazadora de faros": una mujer recuerda su infancia junto al mar y un faro al que su madre no quiere que se acerquen ni ella ni sus hermanos, misterio que decidirá su profesión. Comenta Rocío que va a presentarlo a un concurso y todos creemos que tiene grandes probabilidades de ganarlo, una vez más. Alma tiene que abandonar la tertulia, muy a su pesar y ceder el testigo bitacorero.
Alma Pagés
12 de diciembre de 2017
- Segunda parte: "Bitacorera desaparecida"
DESAPARECE UNA BITACORERA EN PLENA
TERTULIA “RASCAMAN”
TERTULIA “RASCAMAN”
La cita semanal transcurría con total normalidad y las habituales lecturas y comentarios de los trabajos, cuando tuvo lugar el suceso. Según fuentes consultadas, la desaparición podría estar relacionada con un caso de ausencia por fuerza mayor.
DAVID LERMA
Madrid / España
Los relojes iban camino de las 19:00 horas y en la Gran Cafetería Santander se discutía sobre la verosimilitud del relato-leyenda “La viga de Ohanes”, enviado a la lista por Francisco Fenoy. De pronto, varios rascamantes se percataron de la ausencia sobrevenida. En la sala subterránea crecieron los murmullos. Antes de que se instalara definitivamente el desconcierto, y con el fin de garantizar el orden y preservar el recuerdo de la imborrable jornada, se decidió nombrar bitacorero sustituto.
Era el turno de Francisco Fenoy. Fenoy leyó un microrrelato titulado “Guantes injertados” cuya acción se desarrollaba en una casa. En el interior, sus desesperados habitantes pegaban las enguantadas manos a las paredes. Entre los rascamantes reunidos se dialogó sobre de la pertinencia del término “injertados”; se deliberó acerca de la oportunidad de emplear otro lenguaje más al uso; se habló de justificar la existencia de los propios guantes. El debate dejó muy claro que la normalidad había quedado restaurada en la tertulia.
El siguiente en intervenir fue Javier Díaz Gil. Levemente afectado todavía por la desaparición de la bitacorera, Javier dedicó su turno al recitado de los poemas “Poniente”, “Menstruación“ y “Maternidad”, incluidos en el último poemario de Alma Pagès, que lleva por título “Un cuento oscuro”. Todos los rascamantes sin excepción se deleitaron con los versos de Alma. Antes de terminar, Javier no dejó pasar la ocasión para ensalzar las virtudes líricas y personales de la autora, y aconsejó una lectura pausada y completa del poemario. Desde este periódico queremos sumarnos a la sabia recomendación literaria de Javier.
A continuación, llegó el turno de Mariana. La poetisa de origen rumano leyó tres poemas. En el primero, “Hablando con ella”, la autora mantenía una bella y estremecedora conversación con la muerte. El segundo, titulado “Mirada última”, se reveló como una muestra más del rico y personal universo poético de Mariana, con versos de la talla de los que ahora se reseñan: Cada vez más despacio / el corazón late / en un silencio miedoso / casi perfecto. Del tercero, los redactores de la sección de cultura de este diario, que no obedecen a grupos de opinión, ni están sujetos a interés económico alguno, reunidos en comité de urgencia han decidido por unanimidad calificar de “sublimes” los siguientes versos: Las hojas sueñan en ser raíces / sueñan con regresar dignamente entre las nubes / para caer de nuevo / como el canto de un cisne.
Después de Mariana intervino José León Cano, colega de profesión, cuya vigorosa pluma ha alumbrado más de una vez el género periodístico. Entre sus trabajos literarios (si es que el periodismo no es literatura, o viceversa) León aludió a su libro de sonetos “Afrodita” y a su poema largo “Ofelia”, que resolvió por su longitud leer en otro momento. En contrapartida, brindó a la concurrencia dos sonetos de verso blanco y alejandrino. Del primero rescatamos los versos tu mano que me forma / tu aliento que me crea, además de este otro: tus ojos constelados de extraños universos. Del segundo diremos que abordaba con maestría versificadora el histórico papel que tuvo Charlotte Corday, quien asesinó en la bañera a Marat, dando lugar al afamado cuadro revolucionario de Jean-Jacques David.
Seguidamente, habló Cinta. Con su primer poema, titulado “Bacante” hubo de recurrirse al libro de estilo del periódico. “¿Se escribe con B o con V?”, se preguntaron los asistentes. Es posible que la desaparición de la bitacorera, aún reciente, les hiciera dudar remitiéndoles irremediablemente al término “Vacante“. El debate quedó zanjado: “Bacante”, con B, de mujer consagrada al dios Baco, también con B. A ella iban destinadas las hermosas recomendaciones del poema: sacúdete el polvo de todos los caminos / abre la puerta del escondite oscuro / báñate cuando bailes en mil amaneceres. El titulo del segundo poema de Cinta (“Grafías inesperadas”) no dio paso a polémicas lingüísticas, pues al final se acordó por mayoría sustituirlo por este otro: “Un cuerpo como un libro”.
Tras Cinta leyó Ana Gonz., un poema en gallego que jugaba con el término ilusión (si es que la ilusión no es en sí misma un juego). Los versos de Ana insinuaban la posibilidad de una vuelta a lo Real, con afirmaciones como estas: También la nube se volvió negra / Ya no hay nada más que ver de las almas. Como lo Real, la vuelta de la bitacorera desparecida seguía haciéndose esperar. Mientras ocurría, se daba la palabra a los últimos intervinientes, miembros representantes de la saga artística de los Cañadas. Primeramente recitó Celia, un poema que contenía una magnífica y muy sugerente gradación, que aquí reproducimos: Pendiente / entre tú y yo hay un instante / una palabra / entre tú y yo hay todavía / una palabra / entre tú y yo, una palabra / No la digas. Posteriormente leyó Aureliano su poema “Espectador”, que ya había sido sometido a juicio rascamante a través de la página compartida, cosechando la acostumbrada rendición admirada de la parroquia. En “Espectador“, Aure dice: Un día / cuando ya no haya días / ni noches / arderá la sorpresa / la gracia, el equilibrio y el aplauso, la risa y la sonrisa / la música… Antes de terminar, Aure tuvo tiempo de recitar en homenaje a Mariana los versos: Yo vengo de Hungría, yo vengo de Hungría / Con mi Mariana me busco la vida. Mariana, que no viene de Hungría, sino de Rumanía, quedó igualmente encantada con la dedicatoria.
Con esto se puso punto final a la jornada. Los Rascamantes recogieron sus enseres y abandonaron ordenadamente la Cafetería Santander en dirección a la fría noche madrileña. Al cierre de esta edición, los últimos datos recabados por nuestros corresponsales, desplazados a los puntos calientes de la noticia, apuntarían a una próxima y feliz resolución de la desaparición que hemos tratado de narrar lo mejor que hemos podido en esta crónica.
David Lerma Martínez
11 de diciembre de 2017
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