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viernes, 23 de mayo de 2025

30ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 21 de mayo de 2025

 

MEJOR SER MOSCA QUE LIBÉLULA


Hay gente que piensa que alguien como yo, una mosca común de esas que tienen tres pares de patas y alitas traslúcidas, somos menos importantes que las cretinas de las libélulas. Hay gente que también piensa que las moscas no podemos ser objeto inspirador de poesía, excepto para Machado, y que lo nuestro se limita a sobrevolar excrementos de todo tipo mientras que las cursis de las libélulas lo hacen sobre arroyos idílicos de aguas cristalinas. Pues sepan ustedes que eso no es cierto del todo, y que yo, mosca común, reivindico mi derecho a la inteligencia, a aprovechar cada día de mi vida y a escuchar ópera. Y es precisamente de un intento de escuchar ópera, de lo que quiero hablar.

Andaba yo revoloteando por la plaza de Isabel II, cerca del Teatro Real de Madrid, pensando que esa tarde podía dedicarla a tenores y sopranos, cuando me di cuenta de que no había función. Eso que para cualquier otro amante de la ópera es un despiste sin más, para mí, mosca que solo tiene la esperanza de vida de un par de semanas, constituía un despropósito absoluto. 

Pensando qué hacer, si dedicarme a sobrevolar escotes de turistas francesas o posarme como mosca jodida en las alopecias de los calvos, la casualidad me llevó a pasar por la puerta de un local llamado Fígaro. Para una mosca como yo amante de la ópera no podía haber nombre más sugerente, así que volé adentro. Y en el lugar dónde había pensado encontrarme con tenores, sopranos y coros, me topé con una caterva de escritores apiñados alrededor de una mesa dispuestos a leer sus obras. Me despertó la curiosidad y me posé tranquila sobre un cuadro lleno de hojas secas.

La primera persona que leyó en aquel aquelarre fue una tal Cinta. Dijo que las siluetas aceleraban el paso y que las luces de las farolas llenaban de pupilas la penumbra de la calle. Frases que me gustaron porque ser pura lírica. Luego lo hizo una tal Rocío anunciando que las madres no entendían de superhéroes y que hasta los metían en lavadoras con suavizante. También me gustó e incluso me froté las patitas traseras mostrando mi regocijo. El momento más delicado llegó cuando un tal Calderón, hombre de aspecto docto y sabio, sacó a relucir a las libélulas, puntualizando que eran de acero y que penetraban en la mente con delicadeza. No sé porque será, pero siempre hay libélulas donde hay poetas, gran fatalidad, por lo que aprovecho a decir que aun siendo de acero no hay libélula buena y que es mejor ser mosca que libélula. Luego hablo un tal Raña. Juro que al oír su nombre me asusté, ya que Raña se parece a araña, y no hay insecto que odiemos más las moscas que las arañas, esas hijas de puta que se pasan el día tejiendo redes pringosas para cazar a sus víctimas. El tal Raña, hombre grande en todo y locuaz inigualable, estuvo a punto de emocionarse al pronunciar las palabras: “Cuando niño era mi nombre”, y luego casi llora al mencionar a Aureliano. Yo no lloré porque las moscas no lloramos, pero moví las dos patitas delanteras en señal de aplauso. Y como se había abierto la cajita de las emociones, habló un tal Jose Antonio asegurando que hay palabras que traen resaca y palabras de colores. Luego habló un tal Carlos Ceballos que no estaba allí y apareció por pantalla, para mencionar a la primavera, pero a una primavera diferente, para ser exactos en la renuncia reflejada en los ojos de la primavera. Y aunque no entendí bien el significado debo decir que me gustó porque me vi revoloteando los meses de marzo a junio, algo imposible para mi condición de mosca, que como ya he dicho lo más que vivimos son dos semanas. Un tal Javier, hombre de barbita y voz tranquila, empezó a decir números dentro de versos y versos que llevaban números, y habló de mil grullas de papel, lo que me llegó a preguntar si las grullas comen moscas. Seguramente que no, como tampoco las grullas eligen ponerse disfraces de hombres invisibles ni perchas que se convierten en garfios, según un tal Alberto en garfios saca-ojos. Hubo a quién le gustó esa historia, hubo a quién no, pero de lo que estaba seguro el tal Alberto es de que todo el mundo se acordaría de ella, lo cual tenía su mérito. Más dulce fue una tal Carme Padín, que también salió por pantalla y que habló de un piano abandonado y de un teniente que tocaba la trompeta mientras el piano callaba. Y volarán las esporas, dijo. Y yo me sentí una espora más al escuchar la voz preciosa de esta mujer. Manrique me llevó al recuerdo de una pensión en la que quizá yo había estado, una de la calle Atocha, donde había una patrona que tenía una alianza embutida en un dedo igual que si fuera un corsé. Luego invitaron a hablar a una tal Chelo, a la que alguien cariñosamente llamó Consuelo, y ella dijo que no leía porque prefería abanicarse, y lo dijo sin saber que a las moscas lo del abanico no nos gusta nada porque a veces se convierten en arma letal. Cerró la ronda una señora a la que llamaron Anagonz que aseguró que papá se ponía disfraces antes de irse a la cama, en una historia que empezaba muy bien y que continuó de un modo distinto al que todos esperaban. 

No quedaba nadie por leer ni por hablar, ni siquiera una tal Omega que había estado parte de la tarde y que se fue antes porque estaba malita, por lo que la caterva de escritores empezó a recoger los restos de su aquelarre literario y a desaparecer dejando el local vacío. Solo un tal Jesús se quedó detrás de la barra, escuchando su música y esperando a que otra gente entrara al mundo de su Fígaro particular.

Yo me acurruqué sobre otro de los cuadros de hojas para esperar tranquila a ver si había día siguiente, porque para una mosca nunca se sabe cuándo va a ser el último día. Hoy estás tan tranquila, escuchando palabras de escritores y mañana amaneces con las patas hacia arriba esperando que alguna puta araña te lleve a su escondite para devorarte. Aun así, repito, es mejor ser mosca que libélula. 



Alberto Ramos

22 de mayo de 2025

domingo, 11 de mayo de 2025

28ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 7 de mayo de 2025

Te diría...


Te diría que la “colgadura” estuvo muy bien. Al menos, a mí me lo pareció. Fue una tertulia, porque lo fue, diferente, bulliciosa, móvil, que dio hasta para la gimnasia y el bricolaje. Desde que llegué, pasadas las seis, se notaba en el ambiente una tensión febril, parecida a la de los días de examen en mi instituto pero también, festivo como en  víspera de vacaciones. No podía ser para menos. Tantos meses de espera y de búsqueda, por fin se materializaban en la nueva y osada exposición de Rascamán. Se han sucedido  días  (y noches) de envíos apurados que requirieron múltiples recordatorios y recuentos por parte del santísimo Boss. A mí me costó lo suyo encontrar hojas y al final, opté por las flores. El poema ya lo conoces, te lo envié en su día, cuando volvimos de EE.UU. En esta muestra está lo mejor de Rascaman: otro mundo que se parece al de afuera, pero es más cálido y luminoso, más humano, diría yo. Sus autores han sido verdaderamente creativos empleando variedad de recursos plásticos, desde un adaptador de carga hasta un abanico, pasando por dibujos hechos a mano, collage y fotografía. Y los textos son también de lo más colorido. Predomina la poesía, pero los narradores también se han empleado a fondo. Es más, para dar cabida a su narración han recurrido a ingeniosos dispositivos como una cajita de la que el visitante puede extraer el relato íntegro (eso sí, solo uno, no es cuestión de abusar) o el código QR, por obra y gracia de Carmonita, que permite acceder al vídeo.

Una vez colocadas las obras en el perímetro de la sala, alternando horizontales y verticales, Jesús, el encargado y cómplice del Fígaro procedió a la colgadura en sí. Ahí, a la inmensa minoría nos desalojaron, porque éramos más un estorbo que otra cosa. De este modo, no quedaba otra que esperar y de tanto en tanto, con sigilo echar un ojillo dentro. Hubo momentos críticos, porque parecía que no iban a caber todos, o porque alguien, yo misma, se había confundido en la orientación al enmarcar la pieza, pero con pericia y paciencia, se solventó. Mientras, los rascamanes en grupos de a dos o tres, como en una danza jovial e improvisada, hablamos de nuestros proyectos y de nuestro día a día. Este no es el lugar para desvelar confidencias, pero, por ejemplo, pusimos en común cómo abordábamos desde un punto de vista práctico la escritura. Esto surgió a raíz del preestreno del documental homenaje a Almudena Grandes, al que acudí el pasado martes en el Círculo de Bellas Artes. Lo más interesante para mí fue precisamente eso, el relato de cómo trabajaba ella. A ti, te hemos hecho fanzine-homenaje, que presentaremos conjuntamente con el libro Que nadie me despierte el próximo 4 de junio, en la biblioteca de tu barrio. Como ves, vamos haciendo los encargos que nos has dejado, la exposición Lo que la hoja te cuenta es parte de ellos. Estoy convencida de que habría gustado. La lectura del próximo 14 de mayo me coincide con un claustro de esos eternos, me han convocado hoy, a ver cómo hago con el circo de tres pistas. Estás en un pasado muy presente, papá.


Celia Cañadas.

9 de mayo de 2025














Algunas fotos de la colgadura, en el café Fígaro de Madrid, del 7 al 28 de mayo de 2025:











domingo, 4 de mayo de 2025

27ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 30 de abril de 2025

 

La semana pasada, tejas, Hoy, palmeritas...


1. David Lerma:


FELIZ CUMPLEAÑOS, JAVIER

Hoy la tertulia llega endulzada por los ecos del reciente cumpleaños de su coordinador, Javier Díaz Gil, y por las palmeritas de chocolate y sin él a que nos invita. Comamos. Y bebamos. Y leamos. Y soplemos también. Aunque en Rascamán, donde todo es fantástico, las velas sopladas nunca declinan y se apagan, sino que se encienden e iluminan como las bengalas que se lanzan desde los barcos. Ser incombustibles es una suerte, y más en tiempos de grandes apagones como los que corren. La primera vela en prender es Rocío, quien nos lee un relato en el que una casa se erige como un personaje más de una historia que nos envuelve y atrapa. La siguiente vela en brillar es Cinta, con tres delicados poemas que formarán parte de su próximo poemario, al que todos estamos esperando con las gafas de ver preparadas y los brazos abiertos. La tercera llama en arder es Joselyn, aunque los dos poemas que ella lee, uno sobre lobos y perros y otro sobre el drama de los niños migrantes en USA, por vigentes y necesarios resultan ser ignífugos.  La cuarta vela es Tina; ya solo el título de su texto chisporrotea: Magdalenas del sexo envenenado. La siguiente vela es la del celebrante, Javier, que nos recita un poema titulado Lo que queda, que contiene una palabra, quimera, con la que provoca fogonazos entre los rascamanes: los hay que se posicionan a favor, y los hay que en contra, pero tanto unos como otros felicitan al autor. La sexta vela en resplandecer es Carmen Padín; ella luce desde la pantalla, pues su lectura es telemática, pero no por ello menos deslumbrante y cautivadora. Manuel suma la séptima vela alumbradora, y lo hace leyéndonos un fragmento de su novela Ninguno de los suyos. A la luz de la vela número ocho, Juan Antonio Arroyo, la aviva la música del compositor italiano Luigi Boccherini, cuya sinfonía dedicada a la ciudad de Madrid le inspiró a escribir los versos que nos recita. El fino humor y la fina inteligencia (si es que no son lo mismo) es lo que inspira a la vela número nueve, José León Cano, a escribir un texto que narra el viaje de Merlín, y que confiamos podrá convertirse en los viajes (en plural). La vela número diez es David, que por unos días ha abandonado la redacción de su novela para centrarse en la de un microrrelato, con el que aspiraba a hacer saltar chispas, y que al leerlo, se conforma con no causar quemaduras a nadie. Culmina la tarta la vela número once, Anagonz, con la lectura de un hermoso poema en el que los colores cobran sensorial protagonismo. Y así, con las once velas, que no cirios (los cirios los dejamos para el inminente cónclave) ardiendo, los Rascamanes abandonan el Fígaro con la tranquilidad de saber que ha habido fumata blanca y que nadie tendrá que llamar a los bomberos, pues Jesús, que tan amablemente nos cuida y nos atiende, se encargará de mantener vivas pero no peligrosas las llamas, hasta el miércoles que viene. 


David Lerma Martínez
4 de mayo de 2025


2. Javier Díaz Gil:

 

Se hace difícil resumir, me dijo el bitacorero, la tertulia de hoy. Así que te paso unas diapositivas rapidito para que tomes notas. ¿Diapositivas, dice?, pues anda que no se ha quedado anticuado el bitacorero. Sin mediar palabra, me dejó la estancia a oscuras y con la tímida luz del proyector, fui tomando notas a toda velocidad. Clac, clac (sonó la primera diapositiva): una bandeja de palmeras. Clac, clac: Un balcón de una fachada en ruinas y la imagen de Rocío. Clac, clac: foto de Cinta con acrobacias, viento, mar y el Grial. Clac, clac: Joselyn, lobos y perros. Clac, clac: Tina, magdalenas del sexo envenenado y textos de denuncia. Clac, clac: Javier y alguien que camina hacia el horizonte. Clac. clac: Carmen Padín y una carta de amor y un balcón que se nos cae. Clac, clac: Manuel y Ashya liberando a su hijo... Me empieza a doler la mano de tan rápido como estoy recogiendo las notas. Clac, clac: Juan Antonio, una libélula y Boccherini. Clac, clac: León y Merlín sobre una alfombra voladora. Clac, clac: David, un microrrrelato contigo. Clac, clac: Anagonz y geranios asomados a un escote.

Clac. Enciende la luz de la sala el bitacorero que me ciega de repente y queda el zumbido del ventilador enfriando la lámpara del proyector. Ay, se me ha dormido la mano de escribir tan deprisa.


Javier Díaz Gil
4 de mayo de 2025

3. Juan Antonio Arroyo:


PASACALLES EN MADRID.

Rascamán atina en el Fígaro en esta cita tan cercana a su fiesta contra el Francés, más que bicentenaria… ¡si Napoleón levantara la cabeza!

Rocío nos deleita con “La casa de los tres cerditos”, con ese entusiasmo de reparación, a pesar de ciertas náuseas y cansancios…, la casa estaba muy viva y con su hipnosis provocó tener que ir a urgencias…

Cinta hizo su pasacalles, con graves y graciosos movimientos: “Vuelos”,  “ Piruetas “ y “Aterrizaje”.

También, callejera, nos recuerda el “Mar” que es tan embelesante, asímismo la “Nube” que duerme al ocaso y el “Grial” de los olvidados.

Joselyn en su trayectoria nos recuerda los temas de “Perros y Lobos”, tan cervantinos por coloquiar... El perro aprende a torturar a su amo... También en esta ruta festiva, defiende a los inmigrantes tan maltratados por los agentes del orden.

Tina en la tarde fiestera y antes de los bailes callejeros, denuncia la situación en “Magdalenas de sexo envenenado”, con todo ese corolario madrileño de guerrerismo con sueños y sangre y además, las danas olvidadas, desastres cerveceros.. Vamos, aunque dancemos esta música… , ¡si lo sé no me levanto!

Javier también avanza con buenos pasos de baile de esta fiesta, pero muy rítmico nos recuerda también esa dificultad grave para alcanzar el horizonte..., el dilema es si el otoño es un rostro que sonríe…

Carmen nos lleva a ese 1939  de un extraño no rugir de bombas, su escrito, carta,  es ese deseo de volver a ver tu cuerpo entre las sábanas y además dormir... Hoy el Sol salió... Vuelve pronto, besos, que he ganado para ti…

Manuel con su “ Ninguno de los suyos”, continúa relatando, mientras la calle suena con gracia, la recuperación del hijo de Ashya si ofrece su cuerpo... cosa que no era sino solamente su ayuda material..., madre e hijo quedan libres de los de la Yihad y siguen su destino…

Juan Antonio, voy muy contento con este nocturno italianomatritentese…, danzante y dando besos furtivos, que van a aterrizar plenos junto a río, desde este Passacalle 1780, del músico Boccherini.

León, entre danza y danza nos va a deleitar con ese “El viaje de Merlín” que, siguiendo a Matusalén, para prolongar la vida hay que hacerlo con ajos y más ajos. Pero... es que Merlín cumpliendo los arcanos del destino, viajaba muy cómodo en su alfombra voladora.

También estaban DavidAnagonz, pero hube de marcharme por el valle madrileño, acabado el pasacalles, que seguro lo pasó muy cañí, aunque no pude escuchar el microrrelato de David ni el verbo suyo tan gallego de Ana.


Juan Antonio Arroyo

5 de mayo de 2025