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jueves, 10 de abril de 2025

24ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 2 de abril de 2025

Sesión de espiritismo


Llueve fino. La tarde es perfecta para la sesión de espiritismo. En la sala, una luz tenue difumina nuestros rostros. Formamos un círculo. Al centro de la mesa Juan Calderón pone unos panecillos dulces. Será para agradar a las buenas almas, pienso.


Las manos unidas a los papeles y las pantallas listas para recibir a los espíritus. Javier, el médium, invoca a los espíritus. El primero que se manifiesta es el de una gatita sabia que puede leer el pensamiento, ronronea a través de la voz de José Antonio.


Pic, pic, pic pic, trina la mesa y un gorrión se posa, de espaldas a la luna en la ventana de Javier. Alma ligera y profunda a la vez. Las manos de Cinta vibran recorriendo un paisaje humano, desde el rostro con surcos al ombligo y a los pies. Sin duda, hay ánimas que se quedan adheridas a la nuestra. 


De oriente, fantasmas montados en Haikus se apoderan de la sesión en la voz trepidante de Juan Calderón. 

Juan Raña es poseído por el espíritu de Eloy que pide que su primogénito lleve también el nombre de Eloy.

Un espectro descarnado exige que no digamos me gusta ni qué bonito, mueve la boina de Garrido. La poesía es el lenguaje de los muertos, declara rotundo.

 

Carlos Castro no está presente pero se manifiesta a través de Javier, mientras el espectro de Picasso intenta comunicarse a través de un espejo retrovisor.  


Atraído, un pintor más irrumpe en la sala, es el espíritu de Goya mostrando sus negruras, perros y luces en la muy viva voz de Paloma. Después de tanto revuelo, el siguiente espectro aparece vuelto al revés, el mundo está de cabeza, sentencia en boca de Carmen. La cabeza e incluso el corazón pueden perderse en manos de la Yihad, asiente el ánima de Ashya a través de Manuel. 


Desde el más allá, Juan Antonio con una voz tenebrosa habla de exterminio y del genocidio de los niños en Gaza por Israel… 

Otro fantasma lejano pregunta por los tiempos y el tempo. Juan Pulgar toma nota. 


¡Ah, el tiempo! Ha volado y es momento de cerrar la sesión, de agradecer a los espíritus que nos han visitado esta tarde. La música vuelve a sonar en la sala. Ya no llueve, las calles brillan bajo las farolas, las ánimas se dispersan entre los transeúntes y los árboles, que muestran vanidosos el tempo de la primavera.



Carmen Padín

9 de abril de 2025



domingo, 6 de abril de 2025

23ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 26 de marzo de 2025

 

Tango y milonga

 

 

Hemos quedado en una milonga del centro y antes de entrar al local se produce el alboroto habitual por la exposición de poemas visuales.  


Las mujeres nos hemos vestido para la ocasión y llevamos insinuantes faldas tubo con rajas hasta el muslo para poder movernos, los tacones los hemos dejado en el armario y venimos con deportivas que es menos sexy pero más cómodo.  


El único problema es que cada uno tiene su propio ritmo y música, entregados a prosa o a verso. La interpretación del tango es muy personal y salimos del paso con airosas piruetas.   


Javier luce un estilo austero, medido y eficaz. Nos lleva al Teide entre paso y paso, nos hace pasar sed, pero al final nos abrazamos entre la bruma. Cambia el tango y ahora suena Cambalache y expresa la injusticia del mundo y de las guerras.


Rocío evoluciona por la pista con la prosa enganchada a la armonía que ella contagia a lo que escribe. Me descubro acuático, y me gusta. Salí de allí expulsado por un tobogán. Encuentro consuelo en llorar despacito. Sale de la pista con los elogios de los bailarines.  


José Antonio se coloca el terno, el pañuelo al cuello. Nos hace una pregunta trampa: ¿Cuánto pesa el corazón? Suena Malevaje y se atreve a hacer figuras, con riesgo de pegarse un morrazo, sale airoso del lance y recibe una cerrada ovación. Para el tango tenía que haberse traído a Matilde.  


Carmen Padín sale decidida, el tango está en sus venas. Hace dos vueltas sin pisar a su pareja, se queda parada mirando fijo a los ojos de su bailarín. Muebles antiguos de madera con espíritu de protestantes. La madera achacosa se quejaba de las articulaciones. Olía fatal.  


Carlos Ceballos quiere a toda costa que toquen Balada para un loco de Roberto Goyneche, las naranjas del frutero de la esquina le tiran azares. Baila con donosura y gracia y dice: Mi expulsión de la colcha familiar. A ver qué dicen los dados. La canción dice sobre el abismo de tu escote. La discusión no es un paraguas que proteja largo tiempo de la envidia.  


Celia prefiere hacer hoy mutis y ceder a escena a otros danzantes. Observa las evoluciones de todos con sabiduría de juez. 


José María Garrido me da el poema para que lo lea y baile, pido Al mundo le falta un tornillo de Julio Sosa. Me acompaña la noche, la duda y la tragedia. Arranca una ovación cerrada. 


Juan Antonio opta por pedir que suene el Volver de Carlos Gardel. Volver... Mientras sigue el ritmo de la letra con el taconeo del pie, nos habla de la niña perseguida, del padre, de la madre...


Alberto Manrique que me ha metido el veneno del tango, lee un fragmento de una novela familiar. El mágico momento en que dos seres se tocan por vez primera con esperanza de futuro. Mientras yo viva nunca estarás sola. Julia va fregando los platos, la mano se desplazó lentamente. Se creó un temblor, inesperado y mágico vínculo.  


Isabel habla del deseo y todavía no estamos en mayo. Ella quiere bailar Que nadie sepa mi sufrir de Alberto Castillo. Mi sangre galopa con la tuya. Salgo del laberinto, se abren todas las puertas prodigando deseos que nunca olvidarás.  


Paloma hace hablar al perro de Goya, pero antes quiere su tango preferido Cuesta abajo de Gardel. Su pasión creativa se acrecienta día a día como si estuviera alimentando a un monstruo. Harto de los encargos y de pintar Borbones y duquesas, se ha encerrado en sus colores.  


Cinta va resuelta a la orquesta y le pide Yira, Yira de Edmundo Rivero. El deseo rompe el cerco. El combate que enfrentáis ya lo gané yo en mi desierto.  


Manuel  (Sigue Javier) a puro bandoneón se mueve desplazando su pies por el escenario con autoridad. Baja sobre su frente el sombrero alado y nos mira. Un yihadista que estuvo a punto de ahogar a Ashya...


Anagonz, como Celia, opta por otro mutis, y observa y asiente también el movimiento preciso de los danzantes en la milonga.


Tina, suena Incertidumbre, el tango de Eduardo Bianco, que lleva el mismo título del texto que ella recita: Si yo te quisiera como digo. Si tú me quisieras como dices...


Omega cierra esta espectacular milonga y pide que suene el Amante corazón de Carlos Gardel. Porque quiere que se escuchen los versos de José León Cano de su poema El nido.


Salimos de la milonga, borrachos de claroscuro y bandoneón, de la piel cálida que necesita del contacto de otra piel cálida.


Rascamán suena esta noche a arrabal.



Paloma Sánchez
2 de abril de 2025









 




Javier Díaz Gil
6 de abril de 2025