Aureliano Cañadas. C/Inframundo N.º 7, Purgatorio de Dante, zona locos de poesía
Querido Aure, te escribo para decirte lo mucho que te echamos de menos ayer en la cena. Durante la tertulia todos esperábamos que sonara el teléfono de Javier, apareciera tu voz cascada y leyera un poema con interferencias.
Convencida estoy de que te has reunido en un abrazo eterno con tu hermano Luis, el pintor de Almería. También creo que te acordarás “de tus niños” y lamentarás que no compartamos contigo el paraíso de la literatura. Para que no sientas nostalgia te escribo esta bitácora de la cena Rascamán, en que tú no estabas. Nosotros aquí en un mundo con sueños diferentes, ayer no pudimos hablar de ti, no se puede leer llorando.
Hoy la tribu está levantisca y alborotada, somos muchos. Javier con su templanza habitual, hizo uso de la campanilla e incluso amenazó con la violencia de la muleta de Chelo, a los desmandados. Mezcla de llamada a misa e Inquisición.
Empieza Carlos Ceballos desde la pantalla, nos lee dos poemas.
Días absortos en su bruma. Me pisa la melena. Bajo la mesa le han crecido unas patitas de psicópata.
Cada cuarto de hora disfruto las perífrasis, un coche me atropella. Una pintura expresionista. Dejamos de hacer caso al fuego.
Prosigue Rocío -la foto de los niños peligrosos ha dado mucho juego-. Perplejo ante la subida de cejas del claustro. Horda peligrosa e inconsciente de mocosos. La pregunta se quedó en el aire. Siempre impertinentes vino la amonestación. La ilusión tan frágil como pompa de jabón.
Prosigue Tina. Está escrito en el viento. Noto tu sudor, no oigo el llanto. Las uñas clavadas en las palmas. Este día con todas sus horas, cada vez más cortas. La próxima vez nos va a cantar “Blowing in the wind”.
Juan Calderón con su voz de barítono, dice no sé qué de la Écfrasis, un título, averiguo. El joven dandy del pasado. Un mínimo cristal anciano es la frontera entre el cristal y las baldosas. Su elegancia, sus guantes lloran una tristeza gris de yerba fina. La canción de la despedida, la que entonan las alas al partir.
José Antonio nos ha arrancado una carcajada, cosa más difícil que hacer llorar. Vuelve Matilde con su gracejo. Te animaste a un hueco de nuestros labios, luego me hiciste la cobra. Tú te metías una Mahou para el cuerpo. Mejor sería que hubiera cogido el Metro.
Isabel elige el capítulo “Homenajes” de su flamante libro. "Mirada a través de Blas de Otero” dedicado a Miguel Hernández. La más honda intuición brota de su frente. Me tropiezo con versos amarillos. Miguel mirando al infinito. Los fantasmas siguen acechando.
Donato López Laso. Cuando sacabas tu duende y hablabas del cante jondo, ese duende sigue ahí. En este poema están muchas almas enlazadas que jamás olvidaré.
Javier sigue en Canarias. Esperando la tormenta. El mar está en calma, me despertará primero el viento, luego seré la lluvia.
Cinta. Brazo. En un momento ala, acueducto de cariño. Suscitar mil carcajadas.
Puente. Abrazos que curan nostalgias, notas que explican silencios. La ola que atraviesa los fondos del océano.
Juan Antonio. Libertad. Un regalo y un homenaje. Ocurrió cuando la niña tenía 4 años...
Susana, "Niños peligrosos". Qué ironía... como una tormenta sin trueno... no han aprendido el alfabeto de los árboles.
El nuevo Alberto se hace un Omega y no de los de suplicar.
Joselyn, el martes 21 estará en la tertulia Montesinos, Casa de Fieras del Retiro. Paisaje sin álcidos, extinción marina, hasta los buitres rehúyen sus miradas vidriosas del vaticinio de mal agüero en la última voluntad de ascender.
Chelo se hace un Omega.
Paloma con grosería acaparó el micrófono y vociferaba directivas fascistas, como la de que había que expulsar a los judíos, con la manía que les entró por la raza pura a una manada de marranos y moriscos.
Manuel, la atmósfera era espesa, lo primero que hizo fue taparse la nariz con una mano, alguien le tapó la boca. Una piedra salpicada de sangre en su mano.
Ana, dedicado a ti, Aureliano: Échame de aquí, se llama soledad y lo lee primero en gallego que suena muy bien. A veces no tengo nada, veo en la pared una tormenta de rayos invisibles que atraviesa un vacío. El amor no tiene orden en cajones de Pandora siempre desesperados. Mi almohada de soledad.
Celia se hace el tercer Omega de la tarde, nos lee poemas de Aure, nuestro venerable Aure. Quedaba tan poco tiempo. Un agua impetuosa que arrastrará muebles, cejas súbidas de inútiles y bellos utensilios. Una extensión sin límites de piedra sobre piedra.
De Aurora Luque: No quise volver, el veneno era mío. La mimosa negrura incomparable.
David limpiamente marca el cuarto Omega.
Carmen Padín ha escrito sobre la foto de las cuatro mujeres que se llaman Dolores y deberían llamarse feliz y felicísima. Todo comenzó con Angustias Pedrosa que le dijo que con ese nombre no podía ser su mujer. La otra Humillación Ferreira. Tiene que ceder el turno por la emoción.
Laura los deberes de los niños peligrosos. Exigentes horarios, la mano que atraviesa el oleaje arriesga y se adentra. Niños libres en peligro de extinción. No volver nunca al paraíso.
Amelia. Un poco de malicia. Dueñas absolutas de la mar las gaviotas. Nada como una buena huida. De lunes a viernes cada uno en su casa. En el Cantábrico la primavera es una ninfa caprichosa. las personas son más venenosas.
Mariana se lo dedica a León. Lo más hermoso es el oro del atardecer otro caso de música de las estrellas, eso es para mí la poesía. Buscaré las esferas, lo más exultante de la amanecida. Ella, la poeta, que levanta piedras el reflejo y se espanta en la sombra el misterio.
Y con esto queridísimo Aure nos fuimos a cenar y te volvimos a echar de menos. Un abrazo para Luis. Con todo cariño. Rascamán.
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