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domingo, 10 de noviembre de 2024

5ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 6 de noviembre de 2024

 

Salseo: Buñuel y Dalí


1. Chelo Santa Bárbara: 

Llegar media hora más tarde me obliga (por no molestar) a dejar pendiente algún beso con su respectivo abrazo, pero todo tiene remedio.

Sonaba la voz de Omega relatando la tragedia de la Dana. Alivia saber que, dentro de lo malo, se encuentra bien.

Lo siguiente, los concursos literarios.  A Manuel le indignan las bases y Rocío no sabe si merece la pena que publiquen su relato finalista ya que pierdes todos los derechos sobre él e irremediablemente, “ahí muere”.

Comienza Juan Calderón con un poema inspirado en un cuadro suyo y de tal palo tal astilla. De su magnífico cuadro un estupendo poema.

Juan Raña que a punto estuvo de abandonarnos por la necesidad de volcar las ideas que le brotan de las sugerencias, se quedó a leernos la segunda parte de lo que (sin poder impedirlo) será una gran novela.

Tina ha hecho los deberes pero ha podado el original para exponer públicamente la esencia de una historia que, como tantas otras, me dan la razón en lo que pienso sobre el ser “humano”.

Manuel sigue con otro capítulo de la novela, y es cierto lo que dice Paloma: el texto no es baladí y merece más énfasis, más entusiasmo, más voz.

Javier nos lee su poema del mes titulado Vuelo. Puede que admita un verso final, pero… ¡qué necesidad había de añadir un estrambote! (si no lo digo reviento).

Rocío también ha hecho los deberes; deprisa y corriendo, pero ni por esas nos deja impasibles, todo lo contrario. A ver si esta semana tampoco tiene mucho tiempo…

Paloma nos ha ganado a todos con Dalí y Buñuel, no solo por el texto sino también por cómo lo defiende con su técnica.

Después, el maestro León, “Si tu aliento volviera a ser mi aliento”. Dice que es un poema elegíaco y además lo escribió un lunes gris. Del segundo poema: “Tu nalga colofón del paraíso que enciende arterias”.  

A pesar del oficio, León apuesta por lo natural sin tanto retoque.

Carmen Padín anticipa erróneamente, que ha hecho mínimos deberes. Para mí ha escrito poesía de la buena, breve y con enjundia.

Y David que nos cuenta que ha ido a ver la última de Almodóvar y dice que aunque no es la mejor, es buena, así que tomo nota.

Y como dice Broncano, esto ya estaría. Solo añadir que al final saldé mi deuda y pude despedirme como me gusta.

Chelo Santa Bárbara

8 de noviembre de 2024


2. Carmen Padín:

Es la tarde del miércoles 6 de noviembre de 2024. Una vez más, acudo al Psiquiátrico Rascamán. Anoto a los pacientes según toman su lugar en  el consultorio rosa destinado a aquellos que no requieren camisa de fuerza…aún.


Omega con justificado estrés postraumático debido a los estragos de la Dana en Alacuás. La sala guarda silencio. La rabia por la falta de respuesta eficaz de las autoridades, el asombro ante la violencia de la Naturaleza y la incertidumbre pesan en la sala como el barro omnipresente en la región devastada. Un abrazo, Omega.


La primera cita es para Juan Calderón, alias el Ubicuo según sus compañeros. Escribe, canta, actúa, presenta, asiste, baila, todo al mismo tiempo. Esta vez, sufre un ataque de écfrasis. Su mente divaga sonámbula entre la bruma de las imágenes y de las letras con trajes de ciprés, templos sin paisaje y mujeres que sucumben por el mal del abandono. Quizás requiera un ansiolítico, o al menos un poco de porro, digo yo.


Juan Raña. Me da que está en un brote psicótico ¿Quién es el asesino descuartizador? ¿El marido enamorado de una estatua?, ¿el investigador?, ¿el afilador?, ¿la estatua?, ¿el orujo o el Miño? Creo que el asunto me está afectando. Pediré al almacén una camisa de fuerza… por si acaso las cartas no juegan a su favor.


Tina. Un caso de víctima de abuso. Hombres necios... acusaba ya Sor Juana y Tina nos narra una historia con detalles que nos dejan pensando en lo complejo de los sentimientos, de la pareja, de la sociedad. Ahora sí que iré por el porro.


Manuel ha llegado con la espada desenvainada. Acuchilla sin piedad los textos, ideas  y comentarios. De seguro la culpa la tiene Bernardo, empresario, abusivo, desalmado y provocador de la paranoia de Manuel y de su fobia a CEOS adinerados. Pero, hay buenas noticias: lo ha desenmascarado.


Chelo atraviesa un umbral y está en otro mundo. Hoy somos poetas—dice— creadores de sueños. Pienso que tiene razón, pero el analista insiste en que son estrategias de evasión de la realidad Y, ¿qué problema hay en ello? me pregunto. En fin, tan sólo soy la recepcionista. 


Rocío irrumpe con una ataque de hiperactividad, no se ha conformado con llegar a consulta recién salida de las tres mil brazadas en la piscina del polideportivo, sino que ahora salta, salta y salta. Me encanta ese rasgo suyo de regresión a la infancia, hoy le dio por chapotear.


José León en un episodio elegíaco. Precioso, pero esa sonrisita al final de la lectura, me hace dudar de cómo murió aquella dama a quién dedica la elegía… hmmmm. Para olvidarnos  de  la muerta, nos lleva a otra muy viva, Leda, rozagante, con nalgas, montículos, cofre y pelos;  ensalivada, emplumada y penetrada por el mismísimo Zeus con su disfraz de cisne.  Maníaco obsesivo, supongo, o ¿parafilia mitológica?  


Paloma observa desde detrás de sus lentes oscuros, detrás de la penumbra, detrás de sus pensamientos siempre rápidos. Suelta cotilleos de supuestas conversaciones entre artistas famosos. Esta noche Buñuel y Dalí ¿Estarán con ella bebiendo un tinto o un chupito de vodka con Gala y por eso la oscuridad? ¿En medio de una sesión y una médium invocando a los espíritus? ¿Será un caso de personalidad múltiple? ¡A saber!


Javier ha somatizado la poesía. Le provoca  episodios de dolor, entusiasmo desmedido y de ausencia mental. Su espíritu queda flotando en esa música que las palabras son capaces de producir en el silencio, cada una de sus células las siente y, al decirlas, nos deja vibrando también. Efectos de la adicción a las palabras.


Carmen. Ha escrito unos minideberes. ¿Estará en un período de baja autoestima , obsesión por el Tao y la mínima expresión o de simple pereza mental? Se lo preguntaré al terapeuta.


David espera al psicoanalista. Lleva ya varias sesiones, pero suelta lo que trae dentro a cuentagotas. Hoy, nada. Expone  sobre otros, Almodóvar y su última película. La sala pierde el control con el tema y lo dejan sin hablar. Me quedé con las ganas de escucharlo. Un miércoles desenfocado, comentan por ahí. A mí me pareció genial.



Carmen Padín

8 de noviembre de 2024



3. Tina Iglesias:


De nuevo me ha sido encomendada una bitácora, la segunda en la que participo. Nada ha variado en cuanto a mi percepción. Sigo  haciéndome eco del ingenio y oficio de mis compañeros tanto en poesía como en prosa. Esta semana  me ha calado especialmente  y de forma particular algunas de las frases de los trabajos presentados: Templo de paisaje. Ausencia de amor, campo de espigas. El hambre elevado en las costillas. O la historia del detective Xuso  Perez  que le resultaba imposible dilucidar la certeza de culpabilidad de un detenido haciéndose patente un duelo de inteligencia entre ambos. El vuelo del cielo a un enorme charco llamado océano de alguien que siempre quiso saltar desde las nubes a los charcos de su infancia. Realidades paralelas a las que nos llevan con su magia literaria los contadores de historias.


Tina Iglesias
2 de noviembre de 2024



4. Rocío Díaz Gómez:


Bitácora del primer miércoles de noviembre de 2024


Había una vez una bitácora menuda e insignificante que no levantaba ni diez líneas del suelo. Sin embargo, quería crecer, ser alta y grande como una novela coral, para estar llenita de personajes y capítulos. 

En el prólogo había varias personas en la puerta de un café: Los Juanes, Tina, Manuel, Javier y Rocío. Hubo incluso un baile que casi se echan Juan Calderón y Rocío. Quizá podía haber sido un pasodoble, quizá, o no, tampoco importa tanto. No hay muchos prólogos con bailes y besos como ya llevaba esa bitácora. 

Aquella bitácora con ínfulas de novela tuvo varios capítulos: el poema de Juan que formará parte de su próximo poemario con alas de poesía visual. El del relato de Juan Bautista, que quería ser parte de uno más largo con aires de novela negra y atmósfera gallega. La historia de Tina, que con menos palabras, decía tanto acerca de un matrimonio que dolía. El poema de Javier, versado en cuerpos y luz. 
Se colaron unos cuántos capítulos más: El de Manuel, que como Scherezade, seguía contándonos su novela por entregas. El de Rocío que mezclaba charcos y nubes. León que rugía sonetos redondos. Paloma que ahondaba en salseos entre Dalí y Buñuel. Chelo que aprendió de Alberto a leer un solo poema, y los mínimos pero exactos aforismos de Carmen de los tres últimos deberes. 
Y aún hubo más, hubo hueco para un último capítulo escrito por David para decir que lo suyo es novelar pero no traía ni más ni menos que su presencia atenta y callada. 

La bitácora menuda ya levantaba más de diez líneas desde el suelo. Unas líneas esbeltas, con contenido, que habían ido moldeándose mientras Jesús colgaba cuadros y Omega nos contaba de Valencia. 
Tampoco faltó la pregunta asesina: ¿Quién quiere hacer una bitácora? Ni fallaron nuestras miradas huidizas, silbidos distraídos, y la mortífera desidia. 
Pero ya estaban allí todos los personajes que acudieron. Se pusieron boca arriba todos los capítulos. Y la frágil memoria fue hilvanando el resto.

Quedaba un epílogo digno de aquella pequeñita bitácora crecedera que lo pusieron nuestras voces despidiéndose, nuestras pisadas acompañando retazos de conversaciones que ponen fin a una tarde más de miércoles de tertulia. Una de esas tertulias acogedoras que te arropan en otoño mientras vuelves a casa.

Rocío Díaz Gómez
8 de noviembre de 2024

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