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miércoles, 17 de diciembre de 2025

10ª Jornada/XIX año: Miércoles, 10 de diciembre de 2025

Un gato que no maullaba...


 

1. Tina Iglesias:



En la última tertulia un hijo quiso colgar a su padre por los pies, un poema japonés nos habló de la nostalgia-versus-notsukazi, por otra parte un gato resultó ser un extraterrestre, sin desmerecer una rinoplastia inesperada, gracias a un golpe con mala leche y alevosía, luego llegó el agua cargada de decires, y por medio, un jamón de pata <clase A> que todo el mundo quería, y para más inri, alguien se hizo camarada de las hormigas, mientras una prosa ponía ojitos a Beethoven, vamos, lo normal en un miércoles de lluvia…


Tina Iglesias
14 de diciembre de 2025



2. Esther González de la Cera:



Mercurio y algunas musas se complacieron con los rascamanes el pasado día 10: León,   con   música   barroca,   recordó   las   hazañas   del Doré, y con Javier aprendimos conceptos japoneses tan hermosos como shoganai (aceptación). Alberto nos leyó un relato de pura magia sobre el presunto final de la adolescencia, y María Juristo, profunda y concisa, nos llevó al pasado que vuelve. Juan Antonio recitó un poema casi sinfónico buscando la colectividad, y el señor Raña nos hizo algo más que sonreír con “Rinoplastia”, de lenguaje vivo, grandes visiones del jamón ibérico y fútbol, que ya sabemos que no es lo que parece. Carlos nos deleitó como camarada sensible y magistral de las hormigas, y Cinta, entre el blanco y el negro, nos mostró la preferencia por “las espigas que curan”. Manuel   contribuyó   con   su   “Desde   el   olvido”, preguntándose “cómo se abriga un corazón”, y Juan Manuel rememoró a la madre de las flores de la luz. David jugó con el número 20 hasta sobrecogernos con un asesinato machista, y Chema nos recordó, con “la vida es circular”, que es preciso regresar para continuar lo iniciado. Y desde un lugar remoto, Carlos Ceballos contribuyó con la inmolación de los románticos (pero sólo era un principio...). También apareció un gato extraterreste, pero de ésos que se quedan un rato, y ya. Encima, no maullaba.


Esther González de la Cera
15 de diciembre de 2025


3. Manuel Sánchez:



Breve historia de una tarde accidentada


Llegué con algo de retraso a la tertulia, y al igual que siempre, allí estaban los saludos y las sonrisas fraternas de las entrañables tardes de los miércoles.


Comenzó José León, con su añoranza del cine Doré y las hazañas que allí presenció. También, con la música barroca y la mágica escenografía de "Brillant Soleil", nuestro amigo León, clamaba para que, con todo ese resplandor, su vieja herida fuera al fin restañada.


Javier, a continuación, con nostalgia, nos deleitó con un poema sobre el monte Fuji. Acostumbrados a sus versos profundos, en esta ocasión nos elevó hasta las nieves que coronan la cima del monte sagrado de Japón. Está visto que Javier, con su poesía, va escalando cumbres más altas cada día.


Alberto, a quien siempre tenemos que escuchar con atención, porque no es de repetir, y, además, porque sus cuentos entrañan inauditos sobresaltos. Con "Casimiro y el caballo", donde el niño quería ayudar a su papá con sus problemas, escuchamos que "había algo distinto en el aire", y ya lo creo que lo había. Con un aire premonitorio, Alberto nos anticipaba en su relato lo que estaba a punto de suceder en nuestra sosegada tertulia, porque, no recuerdo en qué momento, la presencia iracunda de Jesús irrumpió de pronto y se abalanzó como un tigre sobre su presa. Nuestro querido compañero Juan Antonio, soportó con entereza el ataque, y tras unos violentos vapuleos verbales, la fiera volvió a su terreno. No sé si los efectos tardíos de la Super luna de la noche del cuatro de diciembre (la más cercana a la tierra), debió ser la causa de semejante alteración en algunas personas, pero está claro que de alguna manera sí llegó a afectarnos. Puedo comprender el enfado de Jesús, pero me cuesta más trabajo entender su desproporcionada actitud. El motivo fue que, Juan Antonio, al parecer, no era la primera vez que dejaba reposar su consumición, muy cerca de un aparato musical que allí había.


María, nuestra querida compañera, nos dijo la más sobrecogedora de todas las verdades: "...y veo al despertar cómo el día camina hacia la nada". Y nada más cierto que sus palabras, para recordarnos cuál es nuestro destino. Siempre es un placer escucharte, María.


Juan Antonio, en su musical intervención, que llevaba por título "Alegría sinfónica novena", nos reclamaba que "restauremos amores y alegrías, y así, de esa manera se hará entonces la luz". Nada más bello y difícil, eso de restaurar el amor, pero nuestro compañero es un romántico, y más, si escribe bajo la influencia de tan sublimes melodías; qué le vamos a hacer.


Juan Bautista Raña hizo acto de presencia. Con su voz poderosa nos ofreció un relato titulado "Rinoplastia". Un título tan feo como la nariz que se le quedó a una de las jugadoras, tras recibir el impacto de un balonazo durante el partido de solteras contra casadas donde todas estaban más pendientes del jamón que vendría después que del balón. Cuando finalizó el relato, entendí el por qué del título. 


Y en esto llegó Carlos, con sus misteriosos e inquietantes versos. "Camarada de las hormigas", es el título del poema que nos leyó. "Me hice camarada de las hormigas, las que saben que me van a acompañar en el altar del sueño infinito, donde la luna nos exigirá nuestra interminable noche". Una tarde más, Carlos no defraudó. Se ha instalado en el misterio y en la noche, y ahí ha construido su hogar.


Esther, la compañera que me dejó el papel para anotar nuestras intervenciones, no recordaba si la cosa empezó con las clases de japonés o con los cafés en el bar. El caso es que se encontró con un extraño gato, que no bebía agua ni leche. ¿Qué íbamos a hacer con el gato? se preguntaban. Hasta por fin, el felino, atento y astuto dijo: ¡Sayonara, baby!


Tras despedirnos del gato, Cinta, con su desbordante fantasía, nos regaló su poema titulado "Pizarra". En él nos dice que esa pizarra, "bien pudiera ser metáfora del barro, del lodo que construye las estatuas". "Vete, gris, no quiero tu pizarra. He roto ya el cántaro feliz. Se derrama la embriaguez. la generosidad no tiene cura". Este final dio paso a una constructiva y animada polémica, en la que Cinta meditó cambiarlo por otro más poético.


Tras Cinta llegó mi turno. Yo pretendía leer algún pasaje de la odisea "Ninguno de los suyos", pero tras comunicarles la publicación de mi poemario "Desde El Olvido", Javier me sugirió que, mejor leyera alguno de los poemas de dicho libro. Abrí las páginas al azar y apareció el poema titulado "El Tiempo". En él describo las diferentes atmósferas que reinaron en los puntos cardinales de mi ser. Desde los soles del sur, a las brumas del norte... en fin, toda una metáfora sobre el clima que impera muy dentro de nosotros.


David, a quien le tocó intervenir tras de mí, como no tenía nada preparado, le vino de perlas la antología de los veinte años de Rascaman, que todos teníamos sobre la mesa. En dicho libro, David Lerma logra crear un texto tan dramático como lírico, que, junto a los versos de Neruda y con Linda de la mano, va poco a poco in crescendo hasta llegar al terrible final "Ella ya nunca sería de otro, como antes lo fue de los besos de su verdugo", nos dice poco antes de terminar su relato. Un derroche de ingenio y trabajo. Gracias, David.


Tras la lectura de David, Carlos y yo tuvimos que abandonar la tertulia, por lo que pido disculpas si no pude escuchar a Ana Gonz, Juan Manuel, Jose María, Celia, Omega, Carlos Ceballos, y también a Tina y Amelia, que tuvieron que marcharse apremiadas por la hora. Y como colofón, antes de irnos, Carlos se acordó de la gorra con la que vino a la tertulia y que no aparecía por ningún lado. Y así estuvimos un rato, buscando por todos los rincones, mientras a más de uno nos venía a la memoria aquella vieja canción que decía "la manguera dónde está, dónde está la escalera...", pero en este caso, era una gorra, y al fin apareció.



Manuel Sánchez

16 de diciembre de 2025



4. David Lerma:


Empieza la cuenta atrás, otro año que agoniza, muere el primer cuarto del siglo, qué vértigo, aunque nosotros seguimos vivos. Catorce, León nos recita su poema Azañas del Doré, pura nostalgia entre plano y secuencia, y nos trae los ecos del Brillant Soleil, pieza sacada de la ópera Las indias Galantes, a través de la lectura de un soneto. Trece, Javier nos traslada al Lejano Oriente subidos a la nave de sus poemas japoneses, las hélices son las palabras Natsukashii (Nostalgia) y Kotodama (El alma de las palabras). Doce, Alberto nos relata la historia de Casemiro Caballo, su silencioso y soterrado y tal vez liberador deseo de asesinar al padre. Once, María Juristo nos regala los versos de dos poemas, entre ellos uno que hermosamente afirma “La manos que germinan soledades”. Diez, Juan Antonio vuelve a inundar de música la sala del Fígaro, gracias a sus referencias a la Sinfonía Novena. Nueve, Juan Bautista Raña nos narra un partido entre casadas y solteras, y dice aquello del quien no sepa jugar que se ponga de portera o delantera, que tan de pronto nos devuelve a nuestra niñez. Ocho, Carlos Castro nos lee el poema La mirada duplicada, en el que se declara rendido camarada de las hormigas. Siete, Esther González nos cuenta la peripecia del gato extraterrestre, en el seno de una familia estructurada en la que, por no faltar, no falta ni el tonto del bote de un cuñado. Seis, Cinta nos obsequia su poema Pizarra, para proclamar que la generosidad no tiene límites. Cinco, Manuel Sánchez nos presenta su poemario recién publicado Desde el olvido. Cuatro, David lee su relato 20 de junio, incluido en la antología colectiva Veinte años de la Tertulia Rascamán. Tres, de la antología es también el poema del mismo título que nos recita José María Herranz, y que dice cosas tan esclarecedoras como “buscamos la belleza en la escritura, como el minero el oro o los diamantes, para poder fulgir en el asombro”. Dos, Juan Manuel nos emociona a todos con un poema dedicado a su madre. Uno, Carlos Ceballos cierra la sesión con unos versos entre los que se cuela la versión jazzística del éxito inmortal de U2 But I still haven´t found what I´m looking for, interpretada por Eva Fernández. Así no llegamos a cero, porque en realidad Rascamán no termina nunca, y su cero es y será un trescientos sesenta y cinco, como inicio de un año literario, poético y narrativo, que nacerá repleto de retos y aprendizajes. ¡Empieza la nueva cuenta atrás!

David Lerma Martínez
16 de diciembre de 2025

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