![]() |
Buenas noches, rascamanes... |
Buenas noches rascamanes, lo de buenas noches se debe a que como es habitual en mí estoy escribiendo muy tarde, me confieso noctámbula.
Me ha tocado por segunda vez, he intentado escabullirme pero los rayos x de Javier no me han dado tregua, así que, como suele decirse, a apechugar tocan.
Comienzo por la compañera que normalmente tengo a mi izquierda y que no hace falta que diga el nombre, solo daré pistas, cuando habla me recuerda a mi querida y admirada Gloria Fuertes, ahí lo dejo.
Nos habla de la prima Mila cuya sonrisa embelesaba a todos los que la conocían. Tenía una singular querencia por el agua, se diría que bebiese a través de la piel constantemente mojándose el cuello, las manos los pies una y otra vez. Eso no era fácil de entender para los demás, vivía inmersa en un mundo paralelo en el que la gente que la quería no podía entrar. Tal vez para protegerla de sí misma acabaron recluyéndola en un lugar del que ya nunca salió pero nunca pudieron olvidar aquella sonrisa que se hacía presente en una fotografía que guardaban como un tesoro.
Chelo. La mujer que mejor abraza del mundo nos invita a adentrarnos en el inquietante y cavernoso mundo de la muerte. Todo comienza con una gota de sangre o, tal vez, con el germen vacío de la memoria o, simplemente, con la voz tatuada en el tiempo. El problema son las cicatrices.
Cinta. Esa mujer de preciosos rizos blancos que siempre mira a la vida como una constante oportunidad y nos lleva al mundo de las berenjenas feministas y unas lentejas más o menos bien hechas. Nos explica que a todo hay que darle su tiempo. La vida cocida en barro sabe mejor y si el colofón es con aceite de oliva el júbilo puede llegar al éxtasis.
Juan Calderón. Poeta, cantante, conversador. El amor a veces fantasea demasiado con la realidad hecha a medida del corazón. A través del bamboleante humo de un habano se rinde ante la fantasmagórica visión de Susi, la mujer de su vida y la causa de su tormento. El club Negresco está lleno de hombres que la idolatran y él quiere que sea solo suya. Ella es un espejismo y el enamorado solo se librará de la obsesión con la muerte.
Juan Raña. Dulce, dicharachero, verbo fácil, nos incorpora a un mundo de repostería donde se endulza el último momento de la existencia a golpe de brazo de gitano. Ezequiel sabe mucho de eso y prepara su propia fiesta final con cientos de ellos para todo el pueblo y sentado en su viejo sillón espera el momento en el que los demás los degustarán en honor a su recuerdo.
Alberto. Absolutamente enigmático, locuaz, una pizca reservado, observador. Se queda en décimas de segundo con lo mejor de cualquier contenido.
Vamos con su historia. Pelayo, mozo de vaquería, quiso emular lo ocurrido en Canáa, solo que en vez de vino quiso convertir el agua de la fuente en leche y ofrecérsela a su amada prometiéndole matrimonio si ella accedía a beber, pero en el fragor de la emoción se olvidó de que ella era intolerante a la lactosa.
José Antonio. ¡Ay! Esa voz cantarina que te saca una sonrisa antes de empezar mientras te cuenta la vida a golpe de campanillas.
Berenguela se enamora de un soldadito, y que si esto que si aquello, que si vienes que si vas, que acabaron en el catre y después en boda con hipoteca y todo. Ponen un negocio de alhajas de colores, no de las buenas si no de las de un pasar. Entra en escena un gaucho que ya es rizar el rizo y como internet une mucho pues quisieron hacer negocio y claro había que verse y como no podía ser de otra manera pues también hubo revolcón. Mal llevaba eso el soldadito y como su cabeza no daba para más pues propuso a su mujer que como aquella afrenta no era digerible pues lo mejor era suicidarse los dos.
Ella aceptó en principio pero luego decidió que fuese empezando él y, claro, ella ni se lo pensó. Quedó viudita y con posibles, se le pasó por la cabeza hacerse monja pero no tenía tiempo y se fue de crucero. La moraleja es sencilla, ¿la adivináis? Esa, esa misma. Si te proponen suicidio primero tú y ya me lo pienso.
Juan Manuel. Tímido, discreto, observador, sensibilidad por los poros que emana a través de sus escritos. Tú y yo, el amor siempre lleva al camino del recuerdo. El cosmos subido en un corcel que ensancha el horizonte. Sentimiento interior expresado como un lamento.
Paloma. Sonrisa franca, aire chic parisino, mujer de negro, denota personalidad.
Nos habla de guerra, de denuncia, de personajes involucrados hasta perder la vida en ello. Gerda Taro, murió aplastada por un tanque a los veintisiete años. Capa el hombre de su vida y fotógrafo de guerra no pudo soportarlo, ni siquiera fue suficiente el cariño y la ayuda prestada por sus amigos: Neruda, Rafael Alberti, Cernuda. Murió en acto de servicio, pisó una mina en Indochina. Hizo infinidad de fotos reveladoras del horror pero solo sobrevivieron unas pocas.
Ana. Esa galleguita que nos deleita con su poesía, en esa lengua dulce y cadenciosa que es la gallega, luego lo traduce pero ya no es igual.
Nos habla de una pasión desenfrenada y sus consecuencias. Caen las hojas al viento negro. Llovieron cicatrices en mi cuerpo enardecido. El hilo de tu boca alcanza mi pecho. O teu puño chega a o meu peito.
Javier. El capitán de la fragata siempre al timón, corrige pero no juzga, aconseja pero no impone. Yo a eso lo llamo templanza y estilo.
Nos habla de una hilera de luz y de Andrés.
Juan Pulgar. Manifestación descriptiva de la crueldad de la vida, desdicha, desencanto, solo la calma llega cuando duermes y dejas de pensar pero el cuerpo tiene memoria y se acrecientan los deseos de autodestrucción.
Tina. La historia de dos amigas de esas cuya amistad es para siempre desde la niñez pero no contaban con que la vida tenía otros planes. La traición llego ocultándose en la polvareda que trae consigo el viento solano que destruye a su paso todo lo que encuentra. Eran capaces de compartirlo todo pero no el amor. El engaño aniquiló la inocencia y las separó para siempre.
Ha sido un placer repetir con la Bitácora.
Tina Iglesias
5 de Febrero de 2025.
No hay comentarios:
Publicar un comentario