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domingo, 3 de agosto de 2025

34ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 30 de julio de 2025

 

Bita


Bita acaba de nacer y ya está protestando, me salió revolucionaria. ¿O será perezosa? Dice, que por qué hago la bitácora si no es obligatorio, y yo le digo que, si en la vida solo vamos haciendo lo obligatorio, vamos mal, porque entonces, entre otras cosas, no habría literatura, ni teatro, ni pintura, ¡ni arte ninguna! No habría altruismo, ni cooperación, ni un montón de actividades de ayuda a los demás. 


“¿Y a quién ayudas tú haciendo la bitácora?” Buf, suspiro, no solo me salió revoltosa, me ha salido impertinente. 


“¡A mi memoria! ¿Te parece bien? ¡Ayudo a mi memoria y a la de mis compañeros!” “¿Tú te crees que aún tienes diez años y estás jugando? Por mí y mis compañeros” me hace burla con voz de bitácora insufrible. Pero yo la ignoro y sigo escribiendo. Así que ella me mira con cara de folio arrugado y se ofrece muy digna al sacrificio de ir creciendo bajo mis teclas... 

En fin... Esta Bita es hija de mis palabras, tendré que quererla como es. 


Si yo lo único que quiero decir, le confieso con voz de madre paciente, es que estuvo muy bien verse otra vez en una sala de biblioteca como cuando éramos dos talleres de creación literaria. Estuvo curioso encontrarse de nuevo sentados en torno a una mesa alargada y blanca con nuestros papeles y bolígrafos frente a nosotros. Y resulta que estábamos a 30 de julio del 2025. ¿Tú sabes cuántos años han pasado desde que éramos taller? Y además en pleno julio… Tiene mérito ¿sabes? 


Este verano la biblioteca David Gistau nos presta (sin tener obligación) una salita, una clase, para que podamos reunirnos los Rascamanes, para hablar de literatura, de escritura, de relatos y versos. Y fuimos sin obligación. Porque eso se hace, aunque tú aún no lo entiendas pequeña Bita. 


En aquella salita fresca, bajo la sala de préstamo de la Biblioteca, nos vimos José Antonio Carmona y su amiga poeta, Clara, vino también Juan Antonio Arroyo, y después llegué yo y Javier, el coordinador. Más tarde llegaron José María Herranz y una nueva compañera que se llama Esther González. Y a continuación también vinieron Cinta R. Guil, y Paloma Sánchez. Y por último Carmen Padín. Y desde el zoom asistía Mariana Feride. Tantos en una tertulia de guardia no está nada mal. En verano nos cierran el Café Fígaro, así que desempolvamos nuestro carné de tertulia nómada. Pero, como te decía, me gusta este lugar nuevo tan de letras. 


La pequeña Bita sigue haciéndose la indiferente mientras toma buena nota de cuánto digo. Bueno, ya se le pasará… Y continúo. 


La tertulia del 30 de julio fue tarde variada de poemas y relatos. Y ya sé que, si pretendo que ésta sea una Bitácora que se precie, yo debería decir qué leyeron cada uno de mis compañeros porque lo cierto es que mereció mucho la pena, tanto escucharlos, como la pequeña discusión que luego organizamos con las correcciones que nos provoca cada texto en las que todos aprendemos mientras decidimos si ponemos o quitamos esta palabra, si lo titulamos así o asá. El autor es el dueño, siempre concluimos, que él decida. Pero esta Bita, no es una Bitácora aún en condiciones, y además está enfurruñada porque le hago trabajar en verano, así que no voy a entrar en tanto detalle. 


Lo único que quiero decir es que Javier se coló, que conste en acta. Me tocaba a mí que había llegado la cuarta, ya sabéis que aquí se lee según orden de llegada. Pero bueno le dejé colarse porque venía yo con el ánimo aplacado y tenía ganas de escuchar un poema sobre Islandia. “Y si no hubiera metido la luz…” Es broma. Ya sabe Javier que la luz y yo no hacemos muchas migas. Prefiero las sombras, fíjate tú, me parecen muchísimo más sugerentes. Se lo diré… 


También quiero decir que nos dio tiempo a todos a leer. Hubo también tiempo para comentar despacio los textos. Nos dio tiempo, incluso, para hablar un poco de la inteligencia artificial. Y discurrió la tarde en un suspiro. Pero no puedo contaros con el detalle que a mí me gustaría cómo se titulaba cada escrito que leyeron, fuera poema o relato, ni que palabra nos chirrió o nos encantó, ya querría… Eso me pasa por no tomar notas. Claro, como no iba a hacer la Bitácora… 


Bita deja de anotar lo que digo y me mira con cara de “¿En serio?” Como dicen ahora los jóvenes, sean humanos o de papel. “Tonta, que es broma… Parece mentira que no me conozcas.” Y vuelve con el gesto ceñudo a su labor de anotar.


Pero no es broma, es cierto que no tomé ni una sola nota. Preferí dejar llevarme por las sensaciones de aquel nuevo lugar de encuentro. Por disfrutar de la voz de cada uno leyendo lo que había escrito. Por el tacto de los nuevos libros que traía Clara, la amiga de José Antonio. Por la contemplación maravillada del cuaderno de poemas escritos a mano de José María Herranz, en los que él borraba y volvía a escribir. Qué bonito. Eso ya no puedo hacerlo con los relatos, me eternizaría. Dejarme llevar por el ritmo de los tres “despacios” que había incluido en su poema de amor Esther, el primero a más distancia de los otros dos, creando ese fluir cantarín. Disfrutando con la idea del nuevo libro que está preparando Cinta, qué gusto. Viendo cómo Paloma entraba y salía para fumar y luego relatándonos su historia del oso con el que se encontró en Canadá, historia que nos contó cuando ya estábamos para irnos. Disfrutando con el poema de Mariana del paisaje, Mariana que siempre nos quiere aunque sea desde su pueblo. Y cerrando con la voz y la forma de narrar tan dulce de Carmen Padín que casi no llega, pero afortunadamente lo hizo. 


Me detengo a recordar y Bita aprovecha para mirarme y decirme “¿Y esto es lo que tú querías contar en la bitácora que no era obligatoria?” 


Sigue impertinente, qué le vamos a hacer… Podría decirle tres cosas bien dichas y hasta podría romperla en mil pedazos. ¿Qué necesidad tengo yo…? Pero es verano.


Así que suspiro, sonrió y soplando lejos sus quejas y reproches solo respondo:

“Pues imagino que sí, simplemente es esto lo que yo quería contar.”. 





Rocío Díaz Gómez
3 de agosto de 2025





viernes, 1 de agosto de 2025

33ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 23 de julio de 2025

 


El caos y la belleza


Vengo de pasar unos días de caos. El calor es una trituradora que hace polvo cualquier propósito. Y si no, que se lo digan a Rocio, acróbata de sandalias valientes para cruzar las múltiples y nunca acabadas obras de este Madrid que nos ata, y todavía no se por qué. Ay, ¡que no sabes por qué! Seguramente porque encontrar belleza, ese refugio que busco con casi desesperación en este universo de corrupción, enfrentamientos y otras bazofias al uso, lo encuentro en Rascamán. No sólo en el soneto de José Leon, ese tejido que no cesa, para su disfrute y el nuestro. Entre la sátira "real" a Pedro Sánchez, el caos entre sociatas y corruptelas.


Menos mal que los caminos lácteos alimentan esperanzas en ese cosmos poético, que huye del desastre político. También en esa Islandia que tan bien sabe disfrutar Javier en este infierno veraniego. Belleza, la serenidad y la calma para disfrutarla. Y entonces, saltan montón de pareceres. Que si es necesario un mínimo de tiempo, en medio de un trabajo agotador, para su contemplación. O que no, que es tan potente su luz, que sea cual sea el momento en que se presenta, nos hace llorar de emoción, o detenernos en ese prodigio que nos deslumbra para siempre. Ya la tribu de los cronopios sabía mucho de eso, tanto que Carlos nos describe otra familia, con un nombre que me suena a Halcón, y que comparte con sus primos esas profundidades dormidas e inexplicables que todos llevamos dentro, pero sin enterarnos del todo. El canto del castellano con palabras italianas, de Matteo Barbato, otra forma de enfrentar este misterio que parece ganarnos la batalla a veces. Y nuestro italiano toca esa lira en la que el Mediterráneo hace maravillas. Esas veces en las que las deudas no pagadas tapan el aparente prestigio de alguien intachable, esas deudas como broche de esos "te quiero", de Alberto. Los ideales rotos de Miguel Hernandez en Rusia, el remate de las huelgas mineras en Asturias, dentro de la República, el retrato de otra época tan caótica como ésta, es el esbozo trabajado de Paloma, con ese discurso contundente y rotundo al que nos tiene habituados. José Antonio habla de su eterna aventura en tierras galaicas, en las que el Santo no se cansa de esperarlo. Y José María, con su telescopio en medio de una bruma de sueños, distingue el galopar atemorizante del lobo y el oso, amenazas contempladas con el único escudo del amor.


Los estallidos de María Jesús, un parto que estalla con el estruendo de una bomba y esa fiesta de fuegos artificiales que oculta la destrucción y el aniquilamiento.


Saltar por un balcón, en una noche cualquiera, es poner fin al miedo que tantas veces nos hace imaginar monstruos inexistentes. Lo pretendo en mi cuento, un homenaje, también a las madres debatiéndose en el caos de cualquier encierro.


Omega asiste a esta representación, quizá para inventar más tarde, una pieza a la belleza, el talismán que nos salva del caos.


Nos vamos, esperando otra tertulia, que nos siga salvando de este caos que no cesa.



Cinta Guil Redondo.

28 de julio de 2025




viernes, 6 de junio de 2025

32ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 4 de junio de 2025

 

Presentación "Que nadie me despierte" de Aureliano Cañadas


El 4 de junio de 2025 presentamos el libro que dejó inédito Aureliano Cañadas y que nos dejó para su publicación antes de su fallecimiento el 25 de diciembre de 2024.

Que mejor bitácora para este día que recoger en imágenes la participación de los compañeros de la Tertulia Rascamán y del Círculo de Bellas Artes para este acto de homenaje y celebración poética.

Nuestro agradecimiento a la Biblioteca David Gistau de Madrid por cedernos el salón de actos para esta presentación.

Intervinieron:

José Antonio Carmona (editor y poeta)

Javier Díaz Gil (poeta)

Marina Casado y Andrés Paris (poetas y autores del prólogo)

Adriana Pastor (ilustradora)

Carmen Cañadas y Celia Cañadas 

(hijas de Aureliano Cañadas)


Lectura de los poemas del libro a cargo de autores de la Tertulia Rascamán y del Círculo de Bellas Artes.


Quiero mencionar aquí a nuestra compañera Omega que vino desde Valencia al acto y estuvo con nosotros pero no pudo participar pues se tuvo que ausentar antes de que le tocara leer, pues su tren partía con hora.

Aquí está el vídeo con las imágenes y algún pasaje de vídeo con lecturas de los compañeros de los poemas de Aureliano Cañadas de este libro.

Disfrutadlo y recordemos este día.


Los rascamanes de este día (falta en la foto Omega)



Javier Díaz Gil
7 de agosto de 2025












domingo, 1 de junio de 2025

31ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 28 de mayo de 2025

 

Próxima cita: presentación de "Que nadie me despierte"
de Aureliano Cañadas.
4 de junio de 2025



Última tertulia del curso 2024/2025

Última Tertulia. Aunque el último evento de la Tertulia de este año será muy especial, la presentación el miércoles 4 de junio de 2025 del poemario que nos dejó inédito, "Que nadie me despierte", nuestro querido Aureliano Cañadas. Será en el salón de actos de la Biblioteca "David Gistau", Avda. de los Toreros, 5, de Madrid, a las 19.00 horas.

Hoy nos reunimos para escuchar nuestros textos y comentarlos como es costumbre y también para recoger los cuadros de nuestra exposición, "Lo que la hoja te cuenta", que ha estado tres semanas expuesta para disfrute de sus visitantes en el café Fígaro donde nos reunimos.

Joselyn, José María Garrido, Cinta, Javier, Alberto Ramos, Paloma Sánchez, Carlos Ceballos, Celia, Chelo, Juan B. Raña, José Antonio, Juan Calderón, Rocío, Isa Morión, Manuel, David, Juan Pulgar y Laura Nuño acuden a este último encuentro.

Comienza Carlos Ceballos desde su ventanita de Zoom. Vuelve a lo confesional y a la vergüencita, dice. Lee "Disperso" con imágenes tan sugerentes como éstas: farallón que se agarganta... el musgo que salpica de pimentón diminutas mandíbulas de nieve...

El texto de José María Garrido se lo lee Paloma Sánchez. Breves micros de cincuenta palabras. "El tren" El mismo Dios me bajó, "Privilegiada" y "El pequeño secreto". 

Cinta opta por leernos un relato, "Un barco en el jardín". El banco le había salido revolucionario... Un barco en las tablas del banco.

Javier, o sea, yo mismo... traigo un poema, "Para otro lado" que es un grito contra la guerra y el genocidio. Dudas con los versos finales. Los repasaré.

Alberto hace mus, dice. Cuenta que esta semana no tiene su microtequiero, con lo que nos gusta... 

Paloma Sánchez nos lee lo que podría ser el prólogo de su libro biográfico-ficción sobre Miguel Hernández. Me miraba como si me hablara con los ojos abiertos... Nadie soy yo.

Celia desde su ventana del Zoom nos dice que no ha traído nada, que sólo quiere escucharnos, mientras se afana en corregir exámenes de bioquímica.

Chelo, que no quería leer, al final cede a nuestra insistencia. "Poemas y gatos". Acabo de cerrar el poema... El gato, ajeno, la mira.

José Antonio, que ha hecho un trabajo ímprobo, trae ejemplares del fanzine de los textos homenaje y del libro nuevo de Aure, para los que no pueden estar el miércoles próximo en la presentación. Gracias, José Antonio, por tu trabajo y tu bien ánimo, siempre. Nos lee un divertimento, "Desde la residencia: falta pollo en la paella". Aquí están su Amanda y Heriberto.

Juan Calderón, trae un poema de una casa que existe en Galicia, "La casa triste". Tiene un corazón que mira hacia el olvido... La casa verde agua / es un féretro flotando a la deriva.

Rocío, hace otro mus. No le ha dado tiempo esta semana a escribir. No nos da la vida para todo lo que queremos hacer.

Isa Morión nos recuerda en un poema los tiempos de la pandemia en un Madrid doliente. Resiste, Madrid. Luego completa su lectura con unos haikus y algunas frases sobre mujeres.

Manuel se pone lírico y trascendente. "¿Para quién?" Para quién el canto de los pájaros... Canta a lo perdido.

David no lee nada pero siempre nos regala alguna sugerencia audiovisual. Recomienda que veamos la película "La semilla de la higuera sagrada" y nos habla de la visita que hará con Luis Espinosa ese viernes por los cines históricos de Madrid.

A Juan Pulgar, en su ventana de Zoom, no le pudimos escuchar. Su conexión era débil y terminó desconectado.

Y, por último, Laura Nuño, que no ha traído nada para leer, pero quería estar con nosotros este último día en el Fígaro.

Descolgamos los cuadros de "Lo que la hoja te cuenta" y nos los llevamos bajo el brazo. Habrá más ocasión de exponer después del verano en otras salas. Nos despedimos de Jesús, capitán del Fígaro, agradeciéndole tanto cariño hacia la Tertulia. 

Nos reuniremos el próximo miércoles, 4 de junio, en torno a Aureliano Cañadas y su libro "Que nadie me despierte" y habrá tertulias de guardia en verano, a finales de julio y en agosto. Estad pendientes.



Javier Díaz Gil
1 de junio de 2025












viernes, 23 de mayo de 2025

30ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 21 de mayo de 2025

 

MEJOR SER MOSCA QUE LIBÉLULA


Hay gente que piensa que alguien como yo, una mosca común de esas que tienen tres pares de patas y alitas traslúcidas, somos menos importantes que las cretinas de las libélulas. Hay gente que también piensa que las moscas no podemos ser objeto inspirador de poesía, excepto para Machado, y que lo nuestro se limita a sobrevolar excrementos de todo tipo mientras que las cursis de las libélulas lo hacen sobre arroyos idílicos de aguas cristalinas. Pues sepan ustedes que eso no es cierto del todo, y que yo, mosca común, reivindico mi derecho a la inteligencia, a aprovechar cada día de mi vida y a escuchar ópera. Y es precisamente de un intento de escuchar ópera, de lo que quiero hablar.

Andaba yo revoloteando por la plaza de Isabel II, cerca del Teatro Real de Madrid, pensando que esa tarde podía dedicarla a tenores y sopranos, cuando me di cuenta de que no había función. Eso que para cualquier otro amante de la ópera es un despiste sin más, para mí, mosca que solo tiene la esperanza de vida de un par de semanas, constituía un despropósito absoluto. 

Pensando qué hacer, si dedicarme a sobrevolar escotes de turistas francesas o posarme como mosca jodida en las alopecias de los calvos, la casualidad me llevó a pasar por la puerta de un local llamado Fígaro. Para una mosca como yo amante de la ópera no podía haber nombre más sugerente, así que volé adentro. Y en el lugar dónde había pensado encontrarme con tenores, sopranos y coros, me topé con una caterva de escritores apiñados alrededor de una mesa dispuestos a leer sus obras. Me despertó la curiosidad y me posé tranquila sobre un cuadro lleno de hojas secas.

La primera persona que leyó en aquel aquelarre fue una tal Cinta. Dijo que las siluetas aceleraban el paso y que las luces de las farolas llenaban de pupilas la penumbra de la calle. Frases que me gustaron porque ser pura lírica. Luego lo hizo una tal Rocío anunciando que las madres no entendían de superhéroes y que hasta los metían en lavadoras con suavizante. También me gustó e incluso me froté las patitas traseras mostrando mi regocijo. El momento más delicado llegó cuando un tal Calderón, hombre de aspecto docto y sabio, sacó a relucir a las libélulas, puntualizando que eran de acero y que penetraban en la mente con delicadeza. No sé porque será, pero siempre hay libélulas donde hay poetas, gran fatalidad, por lo que aprovecho a decir que aun siendo de acero no hay libélula buena y que es mejor ser mosca que libélula. Luego hablo un tal Raña. Juro que al oír su nombre me asusté, ya que Raña se parece a araña, y no hay insecto que odiemos más las moscas que las arañas, esas hijas de puta que se pasan el día tejiendo redes pringosas para cazar a sus víctimas. El tal Raña, hombre grande en todo y locuaz inigualable, estuvo a punto de emocionarse al pronunciar las palabras: “Cuando niño era mi nombre”, y luego casi llora al mencionar a Aureliano. Yo no lloré porque las moscas no lloramos, pero moví las dos patitas delanteras en señal de aplauso. Y como se había abierto la cajita de las emociones, habló un tal Jose Antonio asegurando que hay palabras que traen resaca y palabras de colores. Luego habló un tal Carlos Ceballos que no estaba allí y apareció por pantalla, para mencionar a la primavera, pero a una primavera diferente, para ser exactos en la renuncia reflejada en los ojos de la primavera. Y aunque no entendí bien el significado debo decir que me gustó porque me vi revoloteando los meses de marzo a junio, algo imposible para mi condición de mosca, que como ya he dicho lo más que vivimos son dos semanas. Un tal Javier, hombre de barbita y voz tranquila, empezó a decir números dentro de versos y versos que llevaban números, y habló de mil grullas de papel, lo que me llegó a preguntar si las grullas comen moscas. Seguramente que no, como tampoco las grullas eligen ponerse disfraces de hombres invisibles ni perchas que se convierten en garfios, según un tal Alberto en garfios saca-ojos. Hubo a quién le gustó esa historia, hubo a quién no, pero de lo que estaba seguro el tal Alberto es de que todo el mundo se acordaría de ella, lo cual tenía su mérito. Más dulce fue una tal Carme Padín, que también salió por pantalla y que habló de un piano abandonado y de un teniente que tocaba la trompeta mientras el piano callaba. Y volarán las esporas, dijo. Y yo me sentí una espora más al escuchar la voz preciosa de esta mujer. Manrique me llevó al recuerdo de una pensión en la que quizá yo había estado, una de la calle Atocha, donde había una patrona que tenía una alianza embutida en un dedo igual que si fuera un corsé. Luego invitaron a hablar a una tal Chelo, a la que alguien cariñosamente llamó Consuelo, y ella dijo que no leía porque prefería abanicarse, y lo dijo sin saber que a las moscas lo del abanico no nos gusta nada porque a veces se convierten en arma letal. Cerró la ronda una señora a la que llamaron Anagonz que aseguró que papá se ponía disfraces antes de irse a la cama, en una historia que empezaba muy bien y que continuó de un modo distinto al que todos esperaban. 

No quedaba nadie por leer ni por hablar, ni siquiera una tal Omega que había estado parte de la tarde y que se fue antes porque estaba malita, por lo que la caterva de escritores empezó a recoger los restos de su aquelarre literario y a desaparecer dejando el local vacío. Solo un tal Jesús se quedó detrás de la barra, escuchando su música y esperando a que otra gente entrara al mundo de su Fígaro particular.

Yo me acurruqué sobre otro de los cuadros de hojas para esperar tranquila a ver si había día siguiente, porque para una mosca nunca se sabe cuándo va a ser el último día. Hoy estás tan tranquila, escuchando palabras de escritores y mañana amaneces con las patas hacia arriba esperando que alguna puta araña te lleve a su escondite para devorarte. Aun así, repito, es mejor ser mosca que libélula. 



Alberto Ramos

22 de mayo de 2025

domingo, 11 de mayo de 2025

28ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 7 de mayo de 2025

Te diría...


Te diría que la “colgadura” estuvo muy bien. Al menos, a mí me lo pareció. Fue una tertulia, porque lo fue, diferente, bulliciosa, móvil, que dio hasta para la gimnasia y el bricolaje. Desde que llegué, pasadas las seis, se notaba en el ambiente una tensión febril, parecida a la de los días de examen en mi instituto pero también, festivo como en  víspera de vacaciones. No podía ser para menos. Tantos meses de espera y de búsqueda, por fin se materializaban en la nueva y osada exposición de Rascamán. Se han sucedido  días  (y noches) de envíos apurados que requirieron múltiples recordatorios y recuentos por parte del santísimo Boss. A mí me costó lo suyo encontrar hojas y al final, opté por las flores. El poema ya lo conoces, te lo envié en su día, cuando volvimos de EE.UU. En esta muestra está lo mejor de Rascaman: otro mundo que se parece al de afuera, pero es más cálido y luminoso, más humano, diría yo. Sus autores han sido verdaderamente creativos empleando variedad de recursos plásticos, desde un adaptador de carga hasta un abanico, pasando por dibujos hechos a mano, collage y fotografía. Y los textos son también de lo más colorido. Predomina la poesía, pero los narradores también se han empleado a fondo. Es más, para dar cabida a su narración han recurrido a ingeniosos dispositivos como una cajita de la que el visitante puede extraer el relato íntegro (eso sí, solo uno, no es cuestión de abusar) o el código QR, por obra y gracia de Carmonita, que permite acceder al vídeo.

Una vez colocadas las obras en el perímetro de la sala, alternando horizontales y verticales, Jesús, el encargado y cómplice del Fígaro procedió a la colgadura en sí. Ahí, a la inmensa minoría nos desalojaron, porque éramos más un estorbo que otra cosa. De este modo, no quedaba otra que esperar y de tanto en tanto, con sigilo echar un ojillo dentro. Hubo momentos críticos, porque parecía que no iban a caber todos, o porque alguien, yo misma, se había confundido en la orientación al enmarcar la pieza, pero con pericia y paciencia, se solventó. Mientras, los rascamanes en grupos de a dos o tres, como en una danza jovial e improvisada, hablamos de nuestros proyectos y de nuestro día a día. Este no es el lugar para desvelar confidencias, pero, por ejemplo, pusimos en común cómo abordábamos desde un punto de vista práctico la escritura. Esto surgió a raíz del preestreno del documental homenaje a Almudena Grandes, al que acudí el pasado martes en el Círculo de Bellas Artes. Lo más interesante para mí fue precisamente eso, el relato de cómo trabajaba ella. A ti, te hemos hecho fanzine-homenaje, que presentaremos conjuntamente con el libro Que nadie me despierte el próximo 4 de junio, en la biblioteca de tu barrio. Como ves, vamos haciendo los encargos que nos has dejado, la exposición Lo que la hoja te cuenta es parte de ellos. Estoy convencida de que habría gustado. La lectura del próximo 14 de mayo me coincide con un claustro de esos eternos, me han convocado hoy, a ver cómo hago con el circo de tres pistas. Estás en un pasado muy presente, papá.


Celia Cañadas.

9 de mayo de 2025














Algunas fotos de la colgadura, en el café Fígaro de Madrid, del 7 al 28 de mayo de 2025:











domingo, 4 de mayo de 2025

27ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 30 de abril de 2025

 

La semana pasada, tejas, Hoy, palmeritas...


1. David Lerma:


FELIZ CUMPLEAÑOS, JAVIER

Hoy la tertulia llega endulzada por los ecos del reciente cumpleaños de su coordinador, Javier Díaz Gil, y por las palmeritas de chocolate y sin él a que nos invita. Comamos. Y bebamos. Y leamos. Y soplemos también. Aunque en Rascamán, donde todo es fantástico, las velas sopladas nunca declinan y se apagan, sino que se encienden e iluminan como las bengalas que se lanzan desde los barcos. Ser incombustibles es una suerte, y más en tiempos de grandes apagones como los que corren. La primera vela en prender es Rocío, quien nos lee un relato en el que una casa se erige como un personaje más de una historia que nos envuelve y atrapa. La siguiente vela en brillar es Cinta, con tres delicados poemas que formarán parte de su próximo poemario, al que todos estamos esperando con las gafas de ver preparadas y los brazos abiertos. La tercera llama en arder es Joselyn, aunque los dos poemas que ella lee, uno sobre lobos y perros y otro sobre el drama de los niños migrantes en USA, por vigentes y necesarios resultan ser ignífugos.  La cuarta vela es Tina; ya solo el título de su texto chisporrotea: Magdalenas del sexo envenenado. La siguiente vela es la del celebrante, Javier, que nos recita un poema titulado Lo que queda, que contiene una palabra, quimera, con la que provoca fogonazos entre los rascamanes: los hay que se posicionan a favor, y los hay que en contra, pero tanto unos como otros felicitan al autor. La sexta vela en resplandecer es Carmen Padín; ella luce desde la pantalla, pues su lectura es telemática, pero no por ello menos deslumbrante y cautivadora. Manuel suma la séptima vela alumbradora, y lo hace leyéndonos un fragmento de su novela Ninguno de los suyos. A la luz de la vela número ocho, Juan Antonio Arroyo, la aviva la música del compositor italiano Luigi Boccherini, cuya sinfonía dedicada a la ciudad de Madrid le inspiró a escribir los versos que nos recita. El fino humor y la fina inteligencia (si es que no son lo mismo) es lo que inspira a la vela número nueve, José León Cano, a escribir un texto que narra el viaje de Merlín, y que confiamos podrá convertirse en los viajes (en plural). La vela número diez es David, que por unos días ha abandonado la redacción de su novela para centrarse en la de un microrrelato, con el que aspiraba a hacer saltar chispas, y que al leerlo, se conforma con no causar quemaduras a nadie. Culmina la tarta la vela número once, Anagonz, con la lectura de un hermoso poema en el que los colores cobran sensorial protagonismo. Y así, con las once velas, que no cirios (los cirios los dejamos para el inminente cónclave) ardiendo, los Rascamanes abandonan el Fígaro con la tranquilidad de saber que ha habido fumata blanca y que nadie tendrá que llamar a los bomberos, pues Jesús, que tan amablemente nos cuida y nos atiende, se encargará de mantener vivas pero no peligrosas las llamas, hasta el miércoles que viene. 


David Lerma Martínez
4 de mayo de 2025


2. Javier Díaz Gil:

 

Se hace difícil resumir, me dijo el bitacorero, la tertulia de hoy. Así que te paso unas diapositivas rapidito para que tomes notas. ¿Diapositivas, dice?, pues anda que no se ha quedado anticuado el bitacorero. Sin mediar palabra, me dejó la estancia a oscuras y con la tímida luz del proyector, fui tomando notas a toda velocidad. Clac, clac (sonó la primera diapositiva): una bandeja de palmeras. Clac, clac: Un balcón de una fachada en ruinas y la imagen de Rocío. Clac, clac: foto de Cinta con acrobacias, viento, mar y el Grial. Clac, clac: Joselyn, lobos y perros. Clac, clac: Tina, magdalenas del sexo envenenado y textos de denuncia. Clac, clac: Javier y alguien que camina hacia el horizonte. Clac. clac: Carmen Padín y una carta de amor y un balcón que se nos cae. Clac, clac: Manuel y Ashya liberando a su hijo... Me empieza a doler la mano de tan rápido como estoy recogiendo las notas. Clac, clac: Juan Antonio, una libélula y Boccherini. Clac, clac: León y Merlín sobre una alfombra voladora. Clac, clac: David, un microrrrelato contigo. Clac, clac: Anagonz y geranios asomados a un escote.

Clac. Enciende la luz de la sala el bitacorero que me ciega de repente y queda el zumbido del ventilador enfriando la lámpara del proyector. Ay, se me ha dormido la mano de escribir tan deprisa.


Javier Díaz Gil
4 de mayo de 2025

3. Juan Antonio Arroyo:


PASACALLES EN MADRID.

Rascamán atina en el Fígaro en esta cita tan cercana a su fiesta contra el Francés, más que bicentenaria… ¡si Napoleón levantara la cabeza!

Rocío nos deleita con “La casa de los tres cerditos”, con ese entusiasmo de reparación, a pesar de ciertas náuseas y cansancios…, la casa estaba muy viva y con su hipnosis provocó tener que ir a urgencias…

Cinta hizo su pasacalles, con graves y graciosos movimientos: “Vuelos”,  “ Piruetas “ y “Aterrizaje”.

También, callejera, nos recuerda el “Mar” que es tan embelesante, asímismo la “Nube” que duerme al ocaso y el “Grial” de los olvidados.

Joselyn en su trayectoria nos recuerda los temas de “Perros y Lobos”, tan cervantinos por coloquiar... El perro aprende a torturar a su amo... También en esta ruta festiva, defiende a los inmigrantes tan maltratados por los agentes del orden.

Tina en la tarde fiestera y antes de los bailes callejeros, denuncia la situación en “Magdalenas de sexo envenenado”, con todo ese corolario madrileño de guerrerismo con sueños y sangre y además, las danas olvidadas, desastres cerveceros.. Vamos, aunque dancemos esta música… , ¡si lo sé no me levanto!

Javier también avanza con buenos pasos de baile de esta fiesta, pero muy rítmico nos recuerda también esa dificultad grave para alcanzar el horizonte..., el dilema es si el otoño es un rostro que sonríe…

Carmen nos lleva a ese 1939  de un extraño no rugir de bombas, su escrito, carta,  es ese deseo de volver a ver tu cuerpo entre las sábanas y además dormir... Hoy el Sol salió... Vuelve pronto, besos, que he ganado para ti…

Manuel con su “ Ninguno de los suyos”, continúa relatando, mientras la calle suena con gracia, la recuperación del hijo de Ashya si ofrece su cuerpo... cosa que no era sino solamente su ayuda material..., madre e hijo quedan libres de los de la Yihad y siguen su destino…

Juan Antonio, voy muy contento con este nocturno italianomatritentese…, danzante y dando besos furtivos, que van a aterrizar plenos junto a río, desde este Passacalle 1780, del músico Boccherini.

León, entre danza y danza nos va a deleitar con ese “El viaje de Merlín” que, siguiendo a Matusalén, para prolongar la vida hay que hacerlo con ajos y más ajos. Pero... es que Merlín cumpliendo los arcanos del destino, viajaba muy cómodo en su alfombra voladora.

También estaban DavidAnagonz, pero hube de marcharme por el valle madrileño, acabado el pasacalles, que seguro lo pasó muy cañí, aunque no pude escuchar el microrrelato de David ni el verbo suyo tan gallego de Ana.


Juan Antonio Arroyo

5 de mayo de 2025