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domingo, 26 de abril de 2015

27ª Jornada/VIII año: Miércoles, 22 de abril de 2015

"La primavera", Sandro Botticelli (1478)


1. Paloma Sánchez. La primavera se va encarnando por turno en los tertulianos:

¡Tilín, tilón! Suena la campanilla de hotel antiguo, Rocío habla al fondo Sur para implorar su silencio.  Dos minutos tensos y el Maestro cargado de paciencia dice -Hoy hace la bitácora la señorita Paloma- (No sé cómo interpretar lo de señorita, ahora que me llaman señora).  Nadie contaba con la visitante indiscreta de la primavera que se va encarnando por turno en los tertulianos, en el mes de abril. Esta vez le toca a Fenoy que mientras bromea (no se le entiende bien) articula en lenguaje de proletarios alguna broma más bien picante y se ríe él solo y se pone muy coloradote y sofocado. Silencio por fin, silencio.

Empieza Amelia, bueno más bien acaba, está a punto de escribir FIN en la última página de su libro mi amante es una araña después de seis años embrollada en una tela sutil y pegajosa (por no hablar de la faena de bregar con semejante especie). Lo sorprendente es que la escenificación de esa unión poética o lo que sea, voy a hacerla yo, que está escrita para mí (ya imagino mi cuerpo envuelto en seda). Ahora dejo paso a lo importante, a las palabras de Amelia, cogidas al vuelo.

…La maleza se vuelve resbaladiza cuando la roza el agua y no escucha el lamento de la hierba…Yo, tengo un orifico por donde corre el tiempo… Pasto sobre el vacío y su catástrofe.. Este es el penúltimo poema… Ah, si pudiese nutrirme de los días del agua en el sabor jugoso de su esencia. Descalza en los páramos, mi amante es una araña que teje cada día la red donde yo existo, para poder vivirse.

 Juan Antonio parece no estar infectado por el virus de la primavera, nos lee lo que él llama la cuadratura del círculo. Cuadratura del círculo es meter el bipartidismo en un poema rimado, pero cuando imaginamos que está libre del virus primaveral nos sorprende sacando melones fuera, que dan lugar a todo tipo de comentarios. Fenoy se acalora de nuevo y al tribuno primero le ha crecido el tupé más de la cuenta. Definitivamente el Maestro quita los melones de en medio.

Rocío vuelve a su barrio: La pastilla de jabón Lagarto. Se desnudó con torpeza delante de mí…pensaba que todo el mundo usaba gel… ahora no hay pelo pero lo hubo… mi abuelo y yo, fuimos siempre de pocas palabras… Rocío ha encontrado a sus personajes danzando por su casa y dice que está personajeando, uno de ellos abrirá la puerta sin rozar la llaveVenga, venga, que ya están los sentimientos en la nevera ¿porqué le inventaría yo tan chillón… van saliendo de sus historias y entrando en la mía… como un paquete de folios con ojos, que caen unos sobre otros suspendidos en el aire de nuevo…  

Isabel: Tantos desmanes que nos ocultan la alegría en los rostros, este tiempo tan gris de la  memoria.

Y nuestro León que ya no puede salir de su novela contemplativa, se mete en casas moriscas y, sublimado, explica que después de llave sin casa viene la casa sin llave… No hay lugar como tu huerto… ya se ha cumplido el destino del sol…Ojalá los herederos de los antepasados puedan contemplar…Todas las religiones están sentenciadas a muerte…  

Alberto parece un personaje reservado e intenso, ha venido varias veces pero le ha costado sacar un relato de la chistera, dice así: jajajá.

¡Ay madre! que me divertí tanto que no puedo transcribir las palabras. Recuerdo que el vino le parecía un mundo para elegidos y que el pobre tenía que ir a un hotel, antes de que su mujer consumara su unión con el profesor de baile de salón, moreno, porteño y desenvuelto. 

Paloma Sánchez
26 de abril de 2015











2. Javier Díaz Gil. Ascensores insuficientemente inventados:

Tomo el relevo de Paloma para recoger la bitácora de hoy. Tras la lectura de Alberto, relato que le han premiado recientemente dicho sea de paso y con todo merecimiento, lee Paco Fenoy su texto denso dedicado a la Transición. Volvemos a opinar que es difícil conjugar el discurso dialéctico con la poesía.

Paloma Sánchez lee el que ha colocado como primer capítulo de su novela: De cómo nace Jorge en una familia de Fellini. Buen ritmo, creemos que debe ir adelantando en el final del capítulo cosas que sucederán más adelante para despertar la intriga del lector.

Fede Monroy que está metido en una reforma y le han cambiado de trabajo anda un poco de cabeza pero nos trae un poema titulado Antes que el ardor nos haga cómplices. ¿Ardor, pasión, piel? División de opiniones.

Turno de Leo Varela. Ella no lee ningún texto suyo pero trae un poema de nuestro compañero argentino Horacio Herrera titulado Máscaras, de su libro Esparcir de 2004. Poesía, reflexión, tono discursivo. Da pie a la conversación. Nuestro amigo Horacio estará en Buenos Aires ahora pero le tenemos presente y aquí en el Santander"se ha sentado" hoy junto a nosotros.

Cinta nos cuenta que está leyendo un libro del autor iraní: Kader Abdolah, El reflejo de las palabras. Es la historia de un escritor en Irán y de cómo llegó a ser escritor. Nos dice Cinta que ha escrito un texto durante la Tertulia a partir del poema leído por Isa Morión titulado el ascensor. Nos lo lee. Buen trabajo. Y trae también un soneto que escribió hace algunos años (¿quince años?) para chinchar a Carlos Ceballos cuando compartieron en esa época taller literario. A Carlos en el camino del Taller.

Hoy la Tertulia ha sido un entrar y salir de compañeros, quizá el fútbol que empieza a las 20.45 h, un Madrid-Atleti de la Champions, tiene la culpa. Ay, el fútbol.

Cerramos tertulia con la anécdota que cuenta León sobre Borges, nunca subía en ascensor porque decía que estaba insuficientemente inventado.

Despedimos Tertulia en la que entraron y salieron Amelia, Juan Antonio, Rocío, Enrique, Isa Morión, León, Alberto Ramos, Fenoy, Juan Manuel, Paloma Sánchez, Javier, Fede Monroy, Vicente, Leo, Cinta y Ana Gonz.


Javier Díaz Gil
26 de abril de 2015

domingo, 19 de abril de 2015

26ª Jornada/VIII año: Miércoles, 15 de abril de 2015


BITÁCORA in-VOLUNTARIA: FANTASMAS

La sala del sótano de la cafetería Santander está llena de fantasmas. Fantasmas que se sientan en las sillas descoloridas que hay alrededor de la mesa de reuniones. De jueves a martes los fantasmas se aburren igual que se aburren las sillas y se aburren las paredes. Pero los miércoles todo cambia, porque la sala se llena de voces de tertulia, voces de poetas y narradores, que llegando a hora o deshora, ocupan un sitio entre unos fantasmas felices por ver escapar el aburrimiento escaleras arriba. 

La primera voz que se escucha es la de Amelia, que aunque tiene prisa y dice que no trae poema para leer, habla del Encuentro de Artistas en Guadalajara que está organizando. Lo cuenta con tanto entusiasmo que es difícil no caer en la tentación de ir a Humanos, Bosque y Selvas. ¿30 de mayo en el Palacio del Infantado? Algunos de los fantasmas de la Santander comentan que conocen a colegas de ese Palacio. Están pensando en hacerles una visita de cortesía aprovechando el Encuentro. 

Juan Antonio tiene la voz rotunda y hace las vocales largas. Su forma de leer es peculiar. A los fantasmas les encoge el alma al oír el poema reformado sobre el brutal atentado de la revista Charlie Hebdo. La tertulia entra en discusión sobre los guisos y cocinas que hay en sus versos. Guisar o no guisar, éste es el dilema. Luego Juan Antonio deja sonar un poema nuevo titulado Bipartidismo.

Isabel dice que tiene que colarse de turno porque se va a casa. A su poema Lacerándote toda, Javier le sisa dos versos, y hay que reconocer que queda mejor. Luego nos lee Si tú me besaras, que tiene tanta música como su voz y que a presentes y fantasma gusta. No le sobra ni le falta nada. La voz de Isabel suena a tertulia, a conferencia, a charla que te atrapa. 

Fenoy de la Penibética, y esto de la Penibética hay que dejarlo claro desde el principio, lee los poemas Tres, Cuatro y Quinto. En ellos hay paz, pan y tierra, y lucha del proletariado. Resulta difícil no sorprenderse con el contenido, tanto que incluso las sillas amontonadas de la sala quieren levantarse y reivindicar un convenio justo en el que se les dé trato de butaca. Los fantasmas hablan entre ellos, y se preguntan si habrá algún poema de Fenoy que no contenga la palabra proletariado, alguno incluso cruza apuestas para el próximo miércoles. 

Maria Antonia trae un relato que ella misma dice que tiene solera. Una historia que escribió hace diez años. Si fuera un vino, ya sería reserva. Lo tituló Juanito y aunque algunas voces sugieren el cambio del nombre del protagonista, ella lo defiende. Sus buenas razones tendrá y no las cuenta. A veces es bueno no contar todo. María Antonia es, si quisiera, la única que podría ver los fantasmas de la Santander.

Aureliano nos adelanta que va a leer un poema de un niño miedica: Jazmines y nardos. Lo lee de un modo que te llega dentro. Aureliano sabe quebrar la voz a la vez que hacerla dulce. Los dos últimos versos son objeto de discusión porque todos quieren quitar flores y él no. Al final son nardos ausentes de dolor para recordarnos que todos acabaremos en la Isla de la Nada. Los fantasmas saben de lo que habla. Luego lee Religión. Excelente poema para todos los sacerdotes de cualquier verdadera religión. Aureliano, ¿por qué no te quedas un ratito más?  

Juan Manuel hace resonar su voz con una historia que le contó un pastor. Él ha sabido convertirlo en relato. Hay encinas centenarias y motos de tres ruedas, hay jaras que huelen y soldados con fusil. Es un relato de la Guerra Civil, una de esas historias que atrapan y duelen. A alguno de los fantasmas le traen el recuerdo del pasado donde nadie ganó nada y todos perdieron mucho. 

Javier lee cuatro poemas breves. Los lee colocando la voz donde él quiere. Es un maestro a la hora de leer poesía porque domina el arte de la pausas. Y es que conoce el secreto de la pausa perfecta. Los fantasmas agudizan el oído e incluso alguno se cambia de silla para escucharlo mejor. Sus poemas hablan de la Naturaleza. Reconocer el camino del agua. Los dos primeros están escritos en tercera persona. El tercero y el cuarto nos acercan más todavía. 

Rocío no trae relato. Rocío no trae relato. Rocío no trae relato. Las fantasmas se enfadan y se oyen incluso ruiditos de protesta. Rocío-no-trae-relato debería ser motivo suficiente de denuncia en juzgado de guardia. De todos modos sabe calmar los ánimos cuando nos descubre a una poeta llamada Coloma Fernández, con Cloro, Besos y Minerales, Sin título, e Inexplicable, que la redimen de algún modo. Pero..., ¡nunca más, Rocío, nunca más sin relato! 

Miguel deja oír en la sala la música de su acento leyendo un poema de Felipe Benítez Reyes. El poema, que Miguel defiende lo mucho que le gustó, lleva a Rocío a decir que le ha recordado los miedos que tenía ella pequeña a las cosas de la pared. Luego recita de memoria un poema taurino. A un fantasma se le escapa un olé, y otro, que es antitaurino pone cara de pocos amigos. 

Leo. Dice que trae "lo mismo", su romanza titulada El sueño de una novia a la que quiere quitar rima y convertir en prosa. Y aunque en principio parece difícil por el modo en que comienza la historia, cuando Leo cuenta el sentido de la historia, el de la protagonista, una niña tonta andaluza empeñada en ver pasar los días contando perlas que acaba perdiendo a su novio, cobra vida. A algún fantasma le gusta la imagen de los días y las perlas.  

Ana trae un poema "rescatado". Es curiosa la forma de definirlo como rescatado, pero Ana sabe decirlo con gracia, sobre todo cuando añade que Pasos, así se titula, lo acaba de reformar en el Metro. Parece que entre el Metro y Ana hay una relación creativa que puede acabar en una visita a la estación de Las Musas. Habrá que ver lo que sale de ahí.

Teresa (que según dicen viene sin Andrés, aunque no sé quién es Andrés) lee tres poemas impactantes. Los tres tienen un denominador común, que es la dureza del tema que tratan. Hablan de la heroína, del sida y de la bulimia. Tres palabras tremendas que con Teresa viajan entre versos y metáforas, y que hacen temblar incluso a los fantasmas. 

María Jesús lee dos micros. El primero es Telediario. Se comenta mucho, tanto por la calidad del relato como por el personaje que aparece en las últimas frases y que de pronto se convierte en protagonista. El segundo es Maleta. Resulta tan redondo de principio a fin que no cabe más que decir lo bueno que es. Los dos tienen excelentes giros finales. 


Y así se pone punto y final a la tertulia del miércoles 15 de abril de 2015. A los fantasmas se les queda la cara triste cuando ven marchar a los poetas y prosistas que no se han marchado antes. Saben que otra vez el aburrimiento bajará por la escalera para instalarse en la sala a pensión completa de jueves a martes. Menos mal que el tiempo pasa incluso para ellos. Porque es bueno que el tiempo pase, y que nosotros pasemos con él. Además, con un poco de suerte, el próximo miércoles Rocío traerá relato y en la tertulia sonará esa campanita que tiene Javier y que tanto les gusta oír. 



Alberto Ramos Díaz
19 de abril de 2015

domingo, 12 de abril de 2015

25ª Jornada/VIII año: Miércoles, 8 de abril de 2015


un zumbido metálico emitido por un robot volandero nos sobresaltó...


Rocío subió a bordo acompañada de Alberto, antiguo corsario y narrador, que participó en la inauguración de nuestro buque insignia Rascamán, aventurándose en sus primeras travesías por los  mares del Nuevo Mundo. Y ante tamaña sorpresa, la marinería estrechó a Alberto en medio de un barullo monumental, interrumpido por tres ¡Hurras! que hicieron agitarse el velamen de sotavento, mientras este se resguardaba en un manto de timidez, que no le impidió comprometerse solemnemente ante los presentes a leernos diversas creaciones en próximas travesías al tiempo que tras lanzar con enorme habilidad a 10 metros de altura su sable persa, lo recogió en el aire con la destreza propia de los espadachines del Siglo de Oro, mientras Enrique recitaba del poemario  Miseria:

“Hay tanta miseria en los objetos
que tocan tantas manos…”

O estos otros:

De pie bajo el dintel
contemplo el río que nace
un poco más arriba
detrás de los ojos”

Contundentes.

De repente, el capitán mandó levar anclas, y con la prestancia que la caracteriza, Amelia tras lanzar al aire unas hojas de su poemario “Mi amante es una Araña”, lanzó su afilada daga y la clavó en uno de los palos del velamen a la altura de sus ojos pícaros que, tras iluminar sus labios, recitaron algunos poemas, de los que entresacamos los versos:

“El tiempo con sus espacios huecos-
………………………………………..
Sólo el vacío como el envés de la nada”.

O también:

“él, no escucha el lamento de la yerba.
Me derrota la pisada y su certeza
el crujir del silencio y su catástrofe”

Sin comentarios, siempre dueña de una poesía llena de fuerza y vitalidad.

Al tiempo que el barco aprovechaba el viento para sumergirse en las lejanas aguas del Océano, León nos trasladó con su novela a las legendarias tierras andalusíes, y de los descendientes de los antiguos moriscos, ubicados tanto en Andalucía como en Marruecos.. Nos lleva con voz suave y melancólica al pueblo marroquí XAUEN, donde nos describe con vigorosa pluma el lento discurrir del tiempo, cantando en una prosa suave la partitura invisible de la serenidad y la quietud, al tiempo que intercala párrafos impregnados de un humor, propio de este avezado bucanero, indicándonos con mucha gracia que hasta los gatos parecía que hacían de guías turísticos. Y dicho esto, cerró la  narración con el relato de una joven descendiente de aquellos moriscos expulsados hace 400 años, que viaja a Denia para llevar a su pueblo marroquí un puñado de la tierra de sus antepasados, reivindicando su derecho a la nacionalidad española. Viejos moriscos, expulsados en momentos de la intolerancia castellana y ahora apiñados en unas tierras marroquíes a las que no reconocéis como propias porque os consideráis descendientes de pobladores peninsulares.

Muy emotivo, León. Y no olvides las observaciones que te hizo la marinería sobre la necesidad de suprimir algunos párrafos innecesarios.

De repente, un brusco viraje del velero me hizo dar un traspiés y saltó el tintero cual bailarina, taconeando en los flecos del aire, vaciándose en el traje bien planchado de León, que le puso hecho un cristo, provocando la ira propia de un viejo lobo del mar, mientras Mª Antonia huía despavorida ante el tumulto originado por un barril que rodaba por cubierta estrellándose a estribor con formidable estrépito. Afortunadamente, nuestra marinera logró esquivar las dificultades propias del vaivén anómalo del barco y, tras dar dos tajos en un astil molesto, recitó el poema titulado Cruje la osamenta. Poema  enmarcado en la vejez  y que termina con los hermosos versos:

“ Yo la escuchaba
desde mi lecho verde”

Y no sé cómo ocurrió pero, de buenas a primeras, Rocío se  concentró en la tarea de poner dorsales a toda la piratería, con sus correspondientes números; no sin que la tropa opusiese resistencia; pero un campanillazo de Javier puso las cosas en su sitio, y cada cual tuvo que conformase con el nº que le había tocado, que lo que no podía ser es que discutiesen entre sí porque uno tenía menos cincos o seis que otros; ya que el personal consideraba que eso era una discriminación y una jerarquización innecesaria, amén de sentirse marcados como ganadería de tracción mecánica y, voto al diablo, que ellos se consideraban piratas con la dignidad propia del oleaje. Rocío, tras otro campanillazo, explicó la necesidad de pintar dichos números para conformar una visión plástica de su relato titulado buscando un número, en el que narra las vicisitudes de varios cincos y seis, enhebrando  una narrativa llena de ingenio que terminó con una discusión del matrimonio protagonista entre coger un 5 o un 6 en un décimo de lotería. 

Mientras, Cinta nos amenizaba la tertulia con el pequeño relato titulado El regalo, en el que se narra una hermosa historia a través de una botella encerrada en una caja; terminando Mª Juristo con un poema  muy rítmico, jugando con la magia del color.

“Paredes blanqueaban
encierros invernales”.

Para terminar con:

“de una roja amapola sarracena” 

Y se bordan las 8 de la tarde con el poema de Miguel, Nostalgia

“Ya, reptas
por el sepia de los días
paloma enferma”

De  pronto un campanillazo nos recordó la hora de tomar el aperitivo: una ración de anchoas electrónicas con un vaso de vino radiactivo. Una delicia. Asimismo, Leo  nos leyó el magnífico relato Ambrosía, en el que se narran las vicisitudes de Amida ante el frescor y el rojo carnoso de una apetitosa sandía. Deseo y sensualidad, que termina con la rotunda frase:

“Y la cima de sus senos se irguió en el aire”, 

para a continuación, Fenoy leernos unos versos en los que rebosaba el marxismo duro y puro, y el camino del proletariado a la victoria final. Los presentes le hicieron varias observaciones, ya que estaban impregnados de ideología, alejándose de la materia poética.

A continuación un zumbido metálico emitido por un robot volandero nos sobresaltó y el muy condenado, tras  describir numerosos círculos alrededor del barco, se dejó caer en la perpendicular en dirección a cubierta, cambiando de rumbo dos metros antes de llegar al suelo; momento que aprovechó para pasearse a ras de nuestras cabezas y dejar un mensaje encerrado en una botella, al viejo estilo de los náufragos; Javier se precipitó nervioso  hacia la botella y tras quitarle el corcho, leyó en voz alta el siguiente mensaje, ante una tripulación presa de la congoja y las garras de la incertidumbre:

“Sr. Capitán, si no entrega a la tripulación que desembarcó en Hispania para reclamar a voz en grito que le devolviesen el dinero de las preferentes, profiriendo insultos y demás improperios a los señores Rato y Blesa, violando, de esta suerte, las normas más elementales de urbanidad, le enviaremos no como en esta ocasión, un dron mensajero, sino un centenar de drones provistos de cerbatanas electrónicas, pues no es de recibo que personas hechas y derechas siembren las calles de las ciudades, de vocerío y blasfemias, contaminando de esta suerte la pureza de las almas infantiles.
Esperando de su sensatez y cordura, y estando seguro de su interés en no escandalizar a los escolares por los malos ejemplos de que son portadores dichos sujetos, le conmino, bajo pena de hundimiento de Rascamán, envíe con la mayor prontitud posible a dichos adanes u haraganes, como muy bien diría nuestro estimado Presidente Rajoy, rompeolas de todas las Españas.
Firmado:
 el Presidente de la Cofradía de la Santa Urbanidad y Buenas Maneras de la Gente de Bien”

-¡Y un garfio, gritó Javier!
-¡Hurra!¡Hurra!, y tres veces ¡Hurra!

A continuación y tras ligeros titubeos después de rellenar el tintero, leí el poema Antipaisaje, en el que entre otras cosas hablé de un ciempiés perseguido por calambres, y otras lindezas rememorando a los autómatas patizambos. En fin un poema sujeto a revisión y en plena construcción.

Finalizando la tertulia, Mª Jesús con el microrrelato OPERACIÓN. En el que se describe con gran ironía el implante de un teléfono móvil en un paciente.

Muy en tu línea, Mª Jesús.

Se cierra el telón.


Juan Manuel Criado Manzano
12 de abril de 2015

miércoles, 8 de abril de 2015

24ª Jornada/VIII año: Miércoles, 1 de abril de 2015


El circo de la Literatura


Somos acróbatas en el circo de la Literatura.

Cada miércoles a las seis de la tarde bajo la lona de la Cafetería Santander estrenamos función. Vendemos localidades a los fantasmas del sótano y prohibimos expresamente las propinas porque nosotros, señores y señoras, somos Artistas de la Palabra, así con mayúsculas.

Llegamos cada uno tirando de nuestro propio carromato de poemas o relatos y con el látigo sacamos nuestras fieras a la pista a las que tratamos de domesticar frente a los fantasmas, los compañeros y nosotros mismos. Las imágenes, pulgas saltimbanquis que nos pican a todos con idéntica pasión, pasan de las fieras a nosotros y de nosotros a las fieras sin darnos descanso. ¿Cuándo lograremos adiestrarlas? Somos incansables prestidigitadores del lenguaje que matamos por la metáfora más original.

 Y aunque haya tardes que no se vendan localidades, que no haya público que se levante al unísono a aplaudirnos, nunca abandonamos, miércoles tras miércoles ahí estamos en nuestra carpa empolvándonos las plantas de las manos con almidón antes de aferrarnos al primer trapecio que alguien deje caer cerca de nosotros.

Pasen y vean. La función va a comenzar:

Señoras y señores con ustedes la troupe de la Santander ¡los cómicos de Rascamán!

Paco Fenoy, lanzador de cuchillos, cada tarde llega de los primeros. “Cuando despertamos Fenoy estaba allí”. Le embromamos comparándole con aquel no menos famoso dinosaurio. Fenoy sonríe abiertamente porque, aunque es lanzador de proletarios contra la burguesía, es afable y escucha y quiere aprender.

En esta ocasión a su grito de “Proletarios de todos los países uníos”, hace cuatro tiradas de pequeños poemas con afilado sentido social que buscan acertar en lo quiere explicar:

“A tal fiebre de fuerza y organización
Llega el obrero…”
“El alcance del proletario
sobresalta a la burguesía…”

Su número es un poema río, que lleva desde la caída de Roma, hasta la actualidad.

En ésta ocasión, además, trae bajo el brazo una antología firmada por García Teresa “Disidentes”, donde él mismo aparece en la pista en un número circense de castillo humano con otros muchos lanzadores de versos afilados y certeros ante los que no tienes más remedio que levantarte y vitorear admirando el vuelo peligroso y agudo de sus aceradas acrobacias. Invitamos con un aplauso a que salga a la pista una magistral lanzadora, una de esas que te deja la boca abierta cuando contemplas su lanzamiento. Begoña Abad:

En la fila de hormigas
el único horizonte
es la hormiga que camina delante.

Después de los lanzadores de cuchillos, sale a la pista el malabarista de versos, Miguel de Leceta. Hoy, víspera de Semana Santa, como hay poco público, viene acompañado también de otro malabarista de más renombre y peor carácter, el agrio y gran Juan Ramón Jiménez que lanza al aire su poema “Primavera”:

Abril sin tu asistencia clara
fuera invierno de caídos esplendores;
más aunque abril no te abra a ti sus flores...

Nosotros, ante tal espectáculo de versos floridos, comentamos que el poeta lleva sabiamente a la primavera dentro de él.

Se apagan las luces, y empieza el número de Miguel de Leceta, que echando al aire sus palabras nostálgicas nos recita: “Así era el amor entonces”:

Así era
extraño y confuso, sanguíneo y ajeno,
como los faros para un navío…

Pretenden sus palabras encerrar en su circunferencia perfecta el amor siempre imperfecto. Giran las palabras en el aire, dibujando versos con los sentimientos del ayer. En las gradas los ojos no se despegan de ese vuelo grácil y difícil de intentar mostrar lo invisible, esa ilusión de abarcar el universo de lo subjetivo con palabras. Hábil y dulce es el regusto que queda tras su actuación tranquila.

Tras el aplauso de los fantasmas, tras nuestra patente admiración sale a escena el Director de pista, Javier Díaz Gil. La función de hoy celebra las ausencias, porque de nuevo vienen de la mano del Director de pista otros artistas de la palabra que no conocemos y a quién nos presenta con un redoblar de los tambores. Se trata del ganador y los finalistas del Certamen VI Día Internacional de la Poesía en Segovia, del que nuestro Director de Pista ha sido también jurado.

Y escuchamos “Juicio final” de David Benedicte, “Sonata para violín solo” de Vicente Rodríguez, ganador de dicho Certamen, “Todo lo que se nombra se pierde” de Juan Pablo Otero, “Doce no teu colo” de José Luis Torrego y finalmente “Tránsito” de José Manuel Vivas Fernández, que a mí particularmente me gusta mucho.

Tarde plácida de abril bajo la lona. Los prestidigitadores de la palabra son hábiles circenses que nos tienen el alma en vilo volteando versos en el aire. Y somos todos espectadores atentos. Espectadores gustosos de descubrir qué acrobacias se están haciendo en otras pistas, cómo se contorsionan las palabras en otros números.

A continuación sale a escena María Antonia Copado, la madura amazona que ha cumplido un año más, y sigue haciendo acrobacias sobre un caballo desbocado a golpe de látigo de versos. Su número “Sólo cómplices” hace aguantar la respiración a más de un espectador:

Disuelta en el viento templado
de la madurez vivida…

Y por último sale a la pista, Rocío Díaz, con un número breve que quiere ser intenso sobre un amor tan irremediable como evidente. Me convierto a ratos en trapecista, y me columpio de una ambigua narración donde se sugiere más que se explica. Para a continuación volverme equilibrista sobre unos escasos renglones, de los que finalmente salto intentando caer con los dos pies juntos, los dos bien juntos antes de saludar al público. Qué difícil no perder el equilibrio ya en el suelo. Clavar el número, qué eterna búsqueda.

Tarde de circo, primera tarde de abril de aquel 2015 en la que hubo poco público y menos actuaciones. Sin embargo tarde lucida en intensidad literaria. Al ser menos, los artistas pudieron entretenerse más en sus números. Y con la repetición se celebraron más en su diferencia, en su vistosidad, en la maestría de sus acrobacias.

Nos faltaron los demás: los tramoyistas y tragasables, los faquires y la bala humana. Pero aunque los recordamos y echamos de menos, los que estuvimos no escatimamos en disciplina, trabajo, correcciones e ilusión.

Sin duda aplaudieron los fantasmas del Santander.
Habrá más tardes bajo la carpa, tardes multitudinarias, localidades agotadas, porque somos muchos a quienes nos mueve la misma pasión de acróbatas en el circo de la Literatura.

Así que señoras y señores, no se nos despisten, que cada miércoles estrenamos función. Pasen y vean. El Circo de la literatura, con un gran redoble de tambores y emoción asegurada, está a punto de comenzar.


Rocío Díaz Gómez
7 de abril de 2015

domingo, 5 de abril de 2015

23ª Jornada/VIII año: Miércoles, 25 de marzo de 2015



A toda vela


Cuando yo subí al barco rascamanero, aquella tarde de marzo, 25, del año 2015, con viento del norte, frío y desapacible, ya estaba media tripulación preparando los cabos para zarpar a los mares de las palabras, poemas o narraciones, a las órdenes del capitán poeta Javier. 

El primer miembro de la tripulación que subió fue Fenoy: él, que siempre anda discutiendo con los sindicatos de marineros de tierra, enarbolando la anarquía terrestre, exaltando el comunismo del norte, con viento a favor o no, se coloca en esta travesía en la proa, cerca del capitán y aunque le cueste, acata órdenes al son de la campanilla, ya que la anarquía de las palabras está muy bien en sus dedos revoltosos y ávidos de protesta, pero hay que colocarlas. Él lo sabe bien, ya que su lenguaje de vez en cuando precisa de orden, pero no de ordenanzas.

Esta vez el poema que subió a bordo era un poema épico dialéctico, dice, uno de esos de movimientos de masas, de contradicciones de la sociedad que a él tanto le gusta y que tan bien le salen, con toda esa sabiduría que tiene de los acontecimientos históricos relacionados con  las revoluciones sociales. Muestra de ello es este poema, que comenzaba así:

Así, sin armas:
Sin pistolas, dineros, leyes.
Así desnudo,
Pero conocedor como sujeto
Del proceso que hace historia.
Así como grupo de apremio
Planta cara ante las Cortes
Exigiendo derechos

y acababa así…

Así la táctica
De irle a ese pasado,
Erosionando
Su pus mohosa.

Fenoy se va a librar de hacer más faena a bordo, ya que el poema lo ha bordado.

La segunda tripulante en subir fue Isabel. Ella, delicada y ordenada, tiene su sitio reservado en el barco rascamanero, cerca también del capitán, y va toqueteando sus aparejos, que no son más que sus libros de poemas, su poesía sobre el amor y el desamor, tan real y tan envolvente.

Isabel trae su “Poemario de amor” a bordo, y nos deleita con algunos de sus poemas, como los siguientes, uno de desamor y otro de amor:

Desamor:

Tus penas me restan

Tus penas se instalan
En todas tus gestos
Te roban sonrisas.
…..
Mi tiempo, tan corto.
Me restan tus penas.

Poema de amor:

Si tú me besaras

Si tú me besaras
Mis ojos de nuevo
Se convertirán
En bellos luceros
…………
Si tú me abrazaras
Como en aquel tiempo
Volvería a ser pasión
En tus dedos.

Si tú te atrevieras
A amarme otra vez
Jamás ya podrías
Olvidar de nuevo  
…………
Tú sabes que el tiempo
Se come la vida
Y este sentimiento
No va a ser eterno.

Y nos deleita con otro poema, con una mención a Antonio Machado: “Aunque me calle, aunque no escuches lo acostumbrado”, de “Festín del dolor”.

Amor, que triste lo que dices
Por prudencia, por miedos
Por no herir a terceros
…………………..
Me acostumbré a besos infinitos
Tan solamente nuestros.

El capitán se quedó pensativo. No dijo nada. Los demás tampoco. Quizás porque en las sencillas palabras de los versos, está toda la complicidad del amor, y nos vemos reflejados en ellas.

La siguiente tripulante en adherirse a la cubierta del barco para recitar sus magníficos poemas fue María. Ella se coloca casi siempre en la popa, y de esta manera divisa el horizonte de las palabras. Las de ella, siempre son bellas, y muchas las tiene recogidas en sus libros publicados. Uno de ellos es “Cuanto dijo la noche”, y nos deleitó con el siguiente poema:

Vasija de barro

Vasija de barro encinta
De vino ensangrentado,
Que cubra tu humedad
Mi piel reseca
Y se haga de calor
El tiempo añejo
Para hacerme de uva en tu regazo
Y boca ardiente
Que besara
La copa del olvido

Del otro libro “descifrando la nada”, nos dejó esta beldad:

Sueño
“Nada en tu espíritu…no tiene rostro ni memoria en ti (Antonio Gamoneda)

Sueño y caigo en el mundo que me hizo
Donde amo y sonrío para siempre.
………………
Pared de luz me declaro
Y mi alma sufre su madre noche
……………………………
Las manos todas sellan sus secretos
Y el alba al fin se tiñe de azucenas.

Nos tenemos que agarrar a la barra de cubierta para no caernos en la ingravidez ilusoria que nos han dejado sus poemas.

Por fin se ve subir por las escalerillas a nuestra narradora de oro, Rocío, para que el rumbo de las palabras no se quede solo en los poemas de un poeta o poetisa, sino que las aguas llenas de sílabas y letras nos devuelvan a la maravillosa narrativa convertida en perla valiosa dentro de ese concha en forma de relato, “Los amantes gerundios”, como perla redonda, brillante, única, porque cada perla que nos trae Rocío en sus relatos, es única.

LOS AMANTES GERUNDIOS

Mi primer novio tenía nombre de gerundio. Se llamaba Fernando.

Al cabo de veinte años de conocernos, en su interior y ante cualquiera, él nos seguía emparejando. Aunque lo cierto es que mientras yo estaba “Fernandeando” conocí a Amado y a Javier y a Armando y a no sé cuantos más. No le voy a engañar. Yo siempre he conocido varón al modo de las Sagradas Escrituras que para algo he sido, no diré de misa diaria, pero sí de oraciones varias. Confieso Padre que mi vida ha sido siempre, bendita sea la Madre Sintaxis, una sucesión de proposiciones, y perdone usted la franqueza, a cual más copulativa….

Todas hicimos recuento, mirando a las ondas que venían y se iban, de nuestros amores ocultos, en el color del agua, aquellos de los que nunca nos atrevimos ni a decir el nombre, como marineros tatuados en exceso, pero de cuyos tatuajes sí que nos acordamos!!. Qué recuperación de vida nos trae siempre Rocío con su magnífica forma y fondo. Le tenemos que dar las gracias siempre por ofrecernos vida y sonrisas.

Una marinera inquieta. Amelia, estaba esperando a ser recibida por el capitán, a que le diera permiso para alzarse y de un salto desde tierra firme, colocarse en la proa para izar sus poemas en la vela foque, pequeña pero imprescindible.

 Poema reflexivo

Más copula…

 “muy cerca de la calle Páramo
Hay una casa con una cruz arriba
A veces entro y me siento a contemplar
El devenir de cada ser humano
Que llaga y se arrodilla
Ante un cristo ya muerto.
…….

Todo comportamiento me transmuta
Se crea la comedia,
El drama y la farsa en cada uno de mis actos….

El capitán Javier discrepa sobre el “devenir”. Comenta que el devenir del ser humano no se observa, sino que se comprende…quizás sea mejor cambiar el verbo por meditar, contemplar…Carlos dice “intuir” el devenir….pero no, no cuadra intuir el devenir... Así vamos de una ola a otra, buscando en ella la palabra ideal que nos haga mecer en el poema pero sin alterar su rumbo… la marinera tiene en esta ocasión el mando y verá lo que le gusta más.

Otro poema sin vacilaciones, así, como su autora, de una vez, flotando en su submundo femenino a través de su prostituta…genial:

A veces imagino otras vidas,
Pienso en las niñas, mujeres
Que han de venderse
Por un trozo de miseria.
…………….
Ejercicio que gravita en mi mente
Y en las aguas de un río que intenta
Purificar mentiras.


Otro poema del libro “la araña…:

Duermo
Me trago los alientos

Me trago los alientos
Para ser lo que soy
Perdida, oculta
En una piel que no es la mía.
Una náusea me cubre
Cada noche y después, sola
Eternamente sola.

Discutimos sobre lo conveniente de decir “tragar” los alientos. Al final llegamos entre toda la tripulación que quedaba mejor con la palabra masticar…”Mastico alientos”… perfecto… la marinera inquieta mastica todos sus versos y los convierte en arte, en velas de avance, de mejora de rumbo, de gusto por la brisa las palabras sensibles contenidas en ella. 

Llega la suboficiala, María  Antonia Copado, la que se sitúa siempre a babor del capitán, a su derecha, palpando el horizonte con todos sus sentidos, y haciéndonos ver que la brisa es algo más que aire fresco; es la sensualidad personificada, como ella.

El final

Ha llegado el final de tu ciclo,
Dijo la bestia a la mujer
Erizando el lomo con firmeza..

Cumplí el trato convenido.
Habrás asimilado mis enseñanzas
Y disfrutado de lo que te ofrecí.
Todo a cambio de tus anhelos,
De tu fe, de ese “alma” baldía
Que para nada sirve
.
.
Llévate de mí lo que apetezcas
Y abandona a esta mujer.

¡!Hazlo bestia!! No hay remisión.
Ella se giró mirándole con odio
¡¡Así tampoco me sirves mujer!!

A la  suboficiala le gusta la poesía agresiva, aberrante, furiosa, sanguinolenta… dice con energía… como desentrañando las miserias del “alma baldía” de su poema. Si ha llegado a la categoría de suboficiala, será porque ha luchado contra viento y marea, y conoce bien las tormentas, las bestias del mar y también del alma…

Y esta vez, además de su poema desgarrador, nos trae un relato para gozo de la tripulación, ya que ella, sea poesía o sea narración, nos lleva de babor a estribor con la garra y la categoría que le confiere su posición en el barco.

Aberración

Caminaba por el parque a paso rápido. El cielo blanquecino presagiaba nieve. Un viento escarchado me besó en la cara y mecánicamente alcé el cuello de la gabardina buscando cobijo. “¡¡malditas palomas!!
Allí estaba ella, oronda, gris, emitiendo un sonido aberrante. Soy casi ciega y llevo bastón. Me acerqué a ella, temblando, excitada…

Presioné y presioné de una forma trémula, hubo un gorgoteo tenue y varias convulsiones espaciadas y nada más…Nadie me vio. Y seguí mi camino sonriendo y tarareando una canción.

Y nosotros tarareamos a la vez su calidad y su ingenio…le saludamos con honores, suboficiala.

Le llegó el momento estrella al capitán Javier. Qué bien maneja el timón de este barco y qué bien maneja las palabras en sus poemas.

Esta vez nos deleita, desde su posición en el mando, con unos versos que tienen su tiempo, pero con el mismo brillo de siempre…

Poema de 2012  (realizado a raíz de una fotografía de un chico con una máscara).

“ Y no es cierto”

Esta es una historia
De oportunidades perdidas
Me dijiste así
.
.
O tal vez lo soñé
Como había soñado
Tu tiempo desnudo
.
El sol arde aún en los parques
.
Se queda mi voz,
Sé que no lo sueño,
Repitiendo tu nombre.
.
Arde el sol…

El capitán nos permite que le hagamos alguna observación, la cual nos lleva a sugerirle que sobra algún verso para que el poema quede redondo, como ese ciclón de poeta que tiene dentro. Incluso discutimos sobre el sol helado, el sol ardiente, los soles que no son más que nuestras vidas, heladas a veces y procurando que ardientes siempre, al menos a través de las palabras…el capitán Javier nos escucha, como siempre, y continúa con el mando de su timón..

La musa del  viento de poniente aparece esta vez a mi lado, brisa lozana del Atlántico, fresca y tierna, Cinta, la reina de las marismas, de las sonrisas, de las reflexiones siempre acuñadas en calas maravillosas, de arena de palabras, bellas, introducidas en las cuevas de su narración o de su poesía.

Trae un microrrelato.

“La poesía no es un lujo”

Ella apacentaba los guarros de su padre. Para comprender su libro de oraciones, aprendió a leer en el campo, en la pizarra que le dio el cura.. Llegó a la Biblia…………
Ese día escribió, mirándose en el agua de río: la poesía no es lujo, es mi belleza”

Le aconsejamos: cambiar la primera frase por “Aprendió a leer en el campo mientras apacentaba los guarros de su  padre”…está de acuerdo, está mejor. Esto nos lleva a hablar de gramática, de sintaxis (frases breves son más rápidas, agilizan. Frases subordinadas alargan), oraciones yuxtapuestas, copulativas, nexos… ayyy, qué grande es el mar de las palabras y cuántos nutrientes nos da para mejorar nuestra salud escribana…

Enrique, nuestro caribeño preferido, rey de la transparencia de las palabras a través de los sentidos, como su mar, hoy como observador de la tripulación, nos cuenta que presenta su nueva novela en los próximos días que se escribió en Cuba, se editó en USA, se presenta aquí….¡Qué grande es Enrique! La novela se titula “Templo de las orejas” y dice que es para gente inteligente… qué bien… está en el lugar adecuado. Nos reímos.

La siguiente artista variopinta que sube por la escalerilla de popa es Leo. Su arte en esta ocasión no es su bella escultura o pintura  o sus  performances, sino tres microrrelatos en el que quiere elevar los sueños, ya que uno de ellos va de eso, de elevar sueños. Tenía que meter esa frase ”elevando sueños” para un concurso… lo hace a través de arqueólogos que bajan y suben en un ascensor a las entrañas de la tierra… y lo une a la diosa Arco Iris que es un deidad....

Le aconsejamos que reinvente esos maravillosos sueños para que el microrrelato quede estupendo, con color, como su arco iris, con sabiduría, con glamour...

El contramaestre, Carlos, el maestro de todos los maestros del océano de las palabras, de las suyas, de las nuestras, apareció por babor, saludando al capitán y a la tripulación, con su siempre sonrisa de pícaro y con su sabiduría en sus poemas, en sus comentarios, en sus locuciones…y le escuchamos.  En esta ocasión, a través de sus voz nos recita poemas de otra diosa de los versos, la poetisa María García Zambrano…hermosos versos que convierten  las olas de las palabras  en manto cálido de sensaciones, de gusto, de esplendor en las aguas de nuestros sentidos.

Del libro “Menos miedo” de María G. Zambrano

Esta autora dijo respecto a este libro que: Si el miedo es parálisis, es sometimiento, es resignación, entonces, aspirar a tener “menos miedo” significa optar a una vida más plena, más propia, menos dócil a la muerte.

La muerte más dulce:
 Fue un instante de amor. Solo el tacto luminoso y atroz de la distancia
(Juana Castro)

I.                    Amor Etílico

Me ofreciste temprano tu cuerpo abierto,
Sabroso,
Olor a malvas.
Las cerezas crecían de tus dedos

-                     La miel es demasiado dulce.
Elegiste el vino para una piel
ebria todavía

II.                  Amor animal

Tus ojos son la voz de la noche cuando cae,
No los abras.
Deja que balancee mi cuerpo
Y en la oscuridad invente
El animal que sueñas.
Deja que hunda en tu espalda
Simiente de mis besos.

III.                Amor anfibio

Salado el filo de la lengua que me entregas,
Tibia en el hueco que abro para ti.

Escapo de mis límites.
Entiendo membranas del animal que escondes,
Cubro tu piel y renuncio

IV.                Amor geométrico

No me dejes escapar de tu ángulo,
En el vacío estoy perdida.
La curva de tu voz es mi patria
Si me restas no habrá límites.

Y nos trae también versos de Rosa Jimeno del libro "Proposiciones in-deco-rosas"

Desamor en 6 tiempos.

Llegas
Y me miras
Y te acercas
Y me besas
Y  sonríes
Y te vuelves
            Y me dejas….

Mas… en la contraportada está esta maravilla:

En el fondo
Nadie sabe cómo surgen las mentiras.

Se acomodan sin permiso
En el borde más cercano a la ignorancia
Y en el ojo de la aguja
Donde encaja mi perfil a contramano.

Sin habérselo pedido
Se convierten en el pan de cada día
Recogiendo sin demencia el compromiso
De ayudarnos a encontrar
El motivo de este empeño reincidente
De pisar la misma piedra.


Un comentario que he encontrado sobre este libro: “En este poemario, el segundo de María García Zambrano, adquieren un gran protagonismo las carencias vitales (hambre, soledad, miedo). Pero estos textos manifiestan cómo se superan, cómo se vencen. De hecho, según avanza el libro, gana espacio la esperanza, el vitalismo y, definitivamente, la confirmación de la victoria del Eros sobre el Tánatos, que se superpone a la desolación. Y se va abriendo, entonces, un grito de denuncia contundente pero calmado al mismo tiempo”.

 A toda la tripulación nos ha encantado, y alabamos el gusto de Carlos, nuestro maestro, en los versos de lo  que parece otra maestra de las palabras. Gracias a los dos.

Vamos venciendo a este día escorado hacia las vacaciones de Semana Santa, con la actuación final de Vicente, el devorador de libros, el león del discurso a golpe de palabras de los grandes, a los que el admira y admiramos; a la sabiduría que hay detrás de una edición, de un artículo, de un ensayo, de cualquier cosa que lleve tinta y esté a su alcance. Va como el práctico imprescindible en cualquier océano, surcando todos los mares de las palabras, subiéndose y balanceándose en el palo de la mayor, altivo y ufano divisando siempre más allá de lo que el resto de tripulación ve… y siempre preparado para el abordaje. Es nuestro lobo de mar, pero de las palabras.

Vicente habla de 2 películas: Laura y El Forastero, y de una introducción rápida como es la siguiente: ¿Cómo un objeto de deseo conduce nuestra conducta?. Ahí queda para la reflexión, en cubierta, al aire y alrededor de todos.

La última en subir con los aparejos y con el cabos para zarpar, es la suboficiala II, la reina del oleaje teatral, de diálogos en ondas bien hechas que nos transportan a otros lugares con la suavidad y delicadeza de profesional, para hornear palabras en aforismos, en obras mínimas con máxima excelencia…es ella, María Jesús, solo nuestra y la que da el salto al centro de la embarcación para cerrar escotillas, soltar escotas y navegar.

Tiene un cuento para concurso, con la frase “El viajero está tumbado”…le votaremos

Y así de esta manera zarpamos todos, sonrientes, hacia las aguas relajadas de las vacaciones en nuestro barco de gozo, el gozo de tener siempre las palabras a nuestras órdenes, cada uno haciendo caso al manejo de los aparejos que les correspondan, haciendo tarea en costa o en medio de la tormenta, en tierra o dentro de nuestro mar particular, pero siempre levando el ancla para izar las velas de nuestros poemas y narraciones y zarpar a toda vela, la vela de las palabras…



Ana Gonz,  
14 de mayo de 2015